Julia Roberts está sentada en un sofá de un hotel en Soho cuando Lucas Hedges irrumpe y busca frenéticamente su teléfono, haciendo volar los almohadones. “Esto es lo que yo le digo a Finn’, le dice Roberts al actor de 21 años en referencia a uno de sus tres hijos. ‘¿A dónde fuiste después de aquí, cariño?’”
Los instintos maternales de Roberts juegan un papel importante en su más reciente película, Ben Is Back, escrita y dirigida por Peter Hedges (director de ‘Dan in Real Life’ y padre de Lucas), ‘el film trata sobre un hijo (Lucas) que vuelve a casa de rehabilitación para la Navidad. La corta visita reaviva demonios del pasado y tentaciones del presente para Ben, poniendo a prueba el balance entre la confianza y la desconfianza de su ansiosa madre (Roberts).
Es el segundo papel prominente de Roberts en este otoño boreal. La actriz también protagoniza el aclamado thriller conspiratorio de Amazon ‘Homecoming’ como una trabajadora social del gobierno que convence a soldados a reinsertarse en la vida civil. Es un capítulo más dramático para Roberts, la más prototípica de las estrellas de cine, que a sus 51 años se aleja de las comedias románticas que ayudaron a construir su carrera.
“Con la edad vienen posibles papeles de mayor complejidad. Tú sabes, estoy contenta y me divierto en casa, así que es difícil cuando alguien viene y me dice: ‘Mira, puedes hacer este papel en el que eres feliz y te diviertes’. Pues, ya hago eso en casa!”
Sacar a Roberts de su casa podría requerir de mucho trabajo. Hedges en un momento sugirió en chiste que filmaran ‘Ben Is Back’ en su patio trasero. Es notoriamente selectiva - por lo general hace una sola película por año- y eso se ha vuelto más incierto considerando, como dice, ‘toda la matemática’ que implican los calendarios escolares de sus hijos y el de su esposo, el director de cinematografía Danny Moder. Roberts se ha alejado bastante, y con satisfacción, de los reflectores. Teje, juega Mahjongg con sus amigas una vez a la semana y puede ver ‘Point Break’ cada vez que la pesca en la televisión.
Pero todavía hace el papel de estrella de cine con la misma comodidad de siempre, y en persona es - casi a un nivel arrebatador - precisamente lo que uno espera. Sigue siendo genuina, despreocupada y sencillamente ella misma, una cualidad que ha hecho a incontables personas sentir como si realmente la conocieran. Roberts admite que la impresión que tiene el público de ella es “probable y relativamente correcta”, algo que muy pocos de los que han agraciado tantas portadas de tabloides pueden decir. “Quiero decir, no estoy interesada en tratar de parecer más divertida de lo que soy”, acota.
Los tiempos han cambiado; la película que la lanzó al estrellato en 1990, ‘Pretty Woman’ (‘Mujer bonita’), ahora es un musical de Broadway. Roberts recientemente tuvo la experiencia extracorporal de asistir a una función con Barbara Marshall, la esposa del difunto director del filme Garry Marshall.
“No estaba preparada para ver todas las improvisaciones que creé ahora en un libreto de Broadway”, dijo Roberts. “Gente diciendo cosas que yo simplemente estaba inventando, líneas que improvisaba”.
Y mucho antes de que la igualdad salarial fuera un problema en la industria del cine, Roberts estuvo entre las estrellas mejor pagadas de Hollywood. Al preguntarle sobre el movimiento #MeToo y la paridad de género en Hollywood, Roberts respondió que “una nunca puede descansar. Uno piensa que eso está resuelto y a la vuelta de la esquina de pronto ya no lo está. ¿Cómo no va a ser injusto?”, dijo. “Cosas como esta me dan esperanza de que nuestra industria puede seguir progresando, porque cada año que es ‘el año de la mujer’ una piensa: ¿otra vez? Tengamos simplemente el año de los artistas siempre. Si tenemos que seguir resaltando el género de esto y el género de aquello, en cierto modo lo echamos a perder”.