Joaquín Furriel afirma que hoy, afortunadamente, "está todo compartido" en una pareja y en especial la crianza de los chicos. Además, indica que aprovechó su físico para ser galán de novelas pero dice que nunca se la creyó y que ahora está en otra etapa de su carrera.
"El programa aprovecha lo que está pasando generacionalmente, y muestra que lo que suma hoy en la masculinidad es otra cosa", analiza. "Hoy atrae que seas un buen padre, que estés presente y sepas lo que necesita tu hijo y lo cuides. Anteriormente eso se medía como parte del universo femenino. Hoy por suerte todo eso es compartido y eso es de lo que habla el programa", dice Furriel, quien en la trama de Señores Papis, en la piel de Ignacio Moreno, un soltero empedernido, conquistador nato y nada afecto al compromiso que de buenas a primera debe hacerse cargo de criar a un hijo, precisamente no hace gala de buen padre.

"En el caso de mi personaje, no es necesariamente el que cuida y se desvive por su hijo. Está tratando de aprender a ser padre, básicamente porque no fue hijo", dice el hombre que, en lo personal, no se identifica con quien personifica cada noche.

"Nacho, mi personaje, es contrario a mí: es un tipo que no deseaba ser padre y de la nada se tiene que hacer cargo de un chico de 5 años. No tiene nada que ver con lo que a mí me sucedió en la vida. La llegada de mi hija fue muy deseada. Eloísa es el fruto de un encuentro, de un deseo y de mucho amor", dice el padre de Eloísa, la hija que tuvo con Paola Krum hace cinco años.

"Nacho es un abogado corporativo, amante de ascender y ganar más dinero. Se dedicó a salir con la mayor cantidad de mujeres posibles, pero nunca se enganchó con ninguna. La única mujer con la que alguna vez pensó en tal vez tener algo más que una noche de sexo, ya está casada y muy enamorada de su marido", cuenta Furriel.

"Nacho no tiene ni idea de cómo tratar con niños, odia hacerse cargo de cualquier ser vivo, pero se ve obligado a ocuparse de un niño por tiempo indeterminado y debe aprender a lidiar con eso. Nada en su vida estuvo pensado para incluir a un niño empezando por su casa: un loft, lugar frío y sin intimidad", comenta este actor de ojazos azules que en el mes de agosto cumplirá sus 40 años.

Cada vez más crecido en su carrera, el año pasado Joaquín Furriel se dio el lujo de compartir cartel con el gran Alfredo Alcón en la obra de teatro Final de Partida de Samuel Beckett, de salir de gira con la pieza Lluvia Constante con Rodrigo de la Serna y de asumir su primer protagónico en cine con el thriller Un Paraíso para los Malditos, del director Alejandro Montiel, quien recientemente obtuvo el Premio Balance de Bronce en el décimo encuentro de cine argentino-europeo Pantalla Pinamar. Lejos de circunscribirse a las bondades de una imagen y sacarle provecho a la faceta de galán, este intérprete demuestra que se encuentra bien plantado en el oficio. "Sé que mi físico me dio la posibilidad de ser galán de novela y lo aproveché y lo disfruté mucho, pero nunca me la creí. Hoy estoy en un buen momento, puedo tener la posibilidad de hacer diferentes trabajos y elegir desarrollar aquello que me interesa y me moviliza, pero tampoco me la creo. Veremos hasta cuándo dura y hasta dónde me acompaña", desliza con humildad.

"Concentrado en mi laburo"

"Estoy contento, me siento bien, y estoy muy tranquilo con el recorrido que hice hasta ahora en la vida. Yo estoy muy concentrado en mi laburo, en la actuación, en el personaje, en que puedo aportar para enriquecer la expresión. Entiendo que ese es mi trabajo. Todo lo otro depende de las oportunidades y de lo que el otro te ofrezca. Yo hago mi parte. Trabajar con Alfredo (Alcón) fue un momento glorioso. Son oportunidades únicas y dignificantes de la profesión que uno eligió", dirá Furriel, presente en la inauguración de Pantalla Pinamar y apegado a una nueva pasión: la del cine.

"Descubrís un mundo con un código diferente haciendo cine. Si bien el actor es actor en todos los terrenos posibles, el cine en particular tiene un código interesante para descifrar y materializar. En ese sentido, la experiencia de Un paraíso para los malditos fue de los más enriquecedora", sostiene del film de suspenso que protagonizó junto a Maricel Alvarez y Alejandro Urdapilleta, en su trabajo final, que aborda el drama de un asesino a sueldo que, tras su último crimen, quiere comenzar a vivir una nueva vida.

"Después de la paternidad, no sos el mismo de antes"


Muy diferente a lo que plasma en su composición en Sres. Papis, Los Galanes del Jardín, Joaquín Furriel encara su paternidad de manera diametralmente opuesta a las escenas de ficción. "A veces pienso que si no fuese padre, también podría actuar lo que hay que actuar, porque ya un chico te invita a entrar en un mundo que no es el tuyo", reflexiona luego.

En tiempos y épocas muy disímiles a las que los padres de antaño ejercían su rol, este actor lleva la crianza de Eloísa de modo consciente y muy presente. "Mi vínculo con mi hija es muy natural y también supercómplice", señala separado hace más de 2 años de Paola Krum y de novio con la modelo Naomi Preizler, 16 años menor. Lo que exhibe el programa de Telefé es una realidad que se impone generacionalmente. La educación de antes admitía padres poco ensimismados en las necesidades cotidianas de sus hijos y muchos menos en las tareas domésticas. Algo que los hombres de su generación hoy ya no contemplan. "Es increíble cómo entre cada generación se modificó la manera de relacionarse con los chicos. Por ejemplo mi papá nunca cambió un pañal en su vida, era algo que culturalmente no estaba aceptado. En cambio, yo nunca tuve ningún reparo en hacerlo", indica Furriel. "Hay una generación que tiene una manera de educar novedosa. Los que tienen treinta y pico, cuarenta, y somos padres tenemos un tema con todas las dificultades de poner límites, por ejemplo. Pensemos que, no hace tanto, padres e hijos se trataban de usted. Yo voy aprendiendo a manejar el tema de la autoridad en mi caso con Eloísa, a quien trato de darle un marco de límites en este mundo lleno de libertad. Un hijo es un hijo, no un amigo".

"¿Qué aprendí de ser padre? No hay algo puntual sino diario y cotidiano. Es un aprendizaje que se va formando experiencia tras experiencia", dice el actor.

Agrega: "Me parece que la vida uno la puede entender según cómo resuelve los conflictos en el camino. Los problemas siempre están presentes. El tema es cómo los resolvés y los atravesás para definir tu propia historia y tu manera de plantarte frente al mundo. Eso de alguna manera es lo que vivo con Eloísa. Ante cualquier dificultad o frustración, trato de acompañarla desde mi lugar como padre e incluirla en mi vida. Como todos los padres, intento darle lo mejor. Pero es un aprendizaje constante que se va desarrollando a medida que uno transita la vida. Y creo que nunca termina. Ser padre te cambia la prioridad y la cabeza. No sos el mismo que antes".



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