El cortometraje que los convoca invita a observar distintas situaciones donde la atención al celular acapara el protagonismo absoluto haciendo reflexionar sobre el desencuentro y el autismo social que ocasiona su mal uso.
La cruzada les sirve a ambos actores, que ya habían compartido la ficción de la película dirigida por
Marcos Carnevale; Corazón de León (también en los roles de padre e hijo) para instalar el tema de la incomunicación y la necesidad de profundizar los lazos. Y también, por qué no, para hacer un repaso de sus victorias y las propias carencias respecto a la utilización desmedida y manejo de los aportes tecnológicos.
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Corazón de león fue un evento, una película, que nos gustó hacer pero esto era otra cosa diferente, una propuesta que nos acercó Nicolas Cuño y enseguida nos conmovió", sostiene Guillermo sobre el trabajo que cuenta con la dirección de Cuño y José Cicala.
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Es un contenido que a mí me sedujo porque comparto y comulgo absolutamente con el criterio de la campaña sobre el uso responsable de la tecnología. Nadie puede negar el avance, la necesidad que hubo, lo útil que ha sido, lo necesario que es muchas veces. Pero también no sólo ha sumado sino que ha restado. Ha restado en lo que son los vínculos, ha restado a la verdadera conexión, esta cosa de mirar permanentemente hacia abajo, nadie hablándose, todo el mundo en forma distintiva mirando el teléfono, las redes sociales o ventilando su vida, Hay una cantidad de elementos que hizo que la campaña nos haya gustado. La hicimos y muy orgullos de haberla hecho", comenta el hombre de rotundos éxitos televisivos como
De carne somos, La familia Benvenuto, Poné a Francella, Casados con hijos o El Hombre De Tu Vida, su último trabajo. Quien con suceso encabeza la pieza Nuestras mujeres junto a Jorge Marrale y Arturo Puig, mira con atención a su heredero y enseguida rememora su juventud en medio de casi nulas herramientas que brinda la tecnología.
Guillermo Francella Nicolas Francella
Muy distinto a los avances con los que sí se crió su hijo. "En algunas situaciones de mi pasado me veo con algunas cosas que no estaban y uno dice:
"qué lindo hubiera sido tenerlas". Pero en otras confieso que no extraño en lo más mínimo los instrumentos tecnológicos. Tuve una adolescencia hiper feliz, tuve barrio, fútbol. Todo fue hermoso. No puedo reclamarle nada a lo que fue mi infancia y mi adolescencia. Tal vez hubiese sido otra cosa con la tecnología pero al no vivirlo no puedo reclamarle nada. En este momento si me preguntan nada cambiaría de aquello".
En tanto que Nico, producto de la generación de tantísimos adelantos científicos, no puede imaginarse prescindiendo de los servicios con los que se formó, aunque reconoce que intenta ser moderado.
"Si hay momentos en que avanza demasiado con el tema aplicaciones y todo lo que conlleva y trato de no estar pendiente de eso. Hace un tiempo en que estoy reprimiendo mucho para no ejercer todo el tiempo con los aparatos.
Es un freno de mano que trato de tener. Soy el primero que baja la cabeza y escribe pero buscamos hacernos un tiempito para poder evitar el celular. La tecnología llegó con mi generación y creo que siempre me ha sido útil. No reniego, es super útil, nací con eso", expone el muchacho que se destacó en la pantalla chica con las tiras Aliados y Viudas e hijos del Rock & Roll y se reveló en las tablas con su magnífica composición en la pieza Madres e hijos que recientemente bajó de cartel luego de un año de lauros.
"Por la actividad nuestra ese vínculo que hay sobre todo si estas haciendo una obra de teatro es fantástica. Esa reciprocidad, esa complicidad, eso que se crea con el público solo lo puede generar un actor", expresa Guillermo Francella como disparador de lo que defiende a través del corto
Conexión Real. Y de inmediato hace hincapié en la sana relación, aquella que priorice efectivamente al otro.
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El vínculo que hay con la gente es extraordinario. En lo familiar, en lo cotidiano, en la vida, es esmerarnos, es escucharnos, de verdad. Es necesario escuchar y prestar atención al otro y no con la cabeza gacha contestando pero mirando el aparato y escuchando a medias. Creo que se han perdido muchas cosas. Se ha ganado como dije pero también se ha restado mucho y ese es el motivo de la campaña", deja en claro una vez más.
Un rol central en una obra premiada
Hasta hace algunas semanas, nicolás Francella sobresalió en las tablas del Multiteatro con Madres e hijos (premio ACE), la obra escrita por el dramaturgo norteamericano Terrence McNally.
Situada en 1990 la puesta narraba la historia de Katharine Gerard, quien luego de perder a su hijo por el sida, asistió a un servicio en su homenaje en Manhattan donde también estaba Cal Porter, (Sergio Surraco) pareja y acompañante de André hasta el día de su muerte.
Al ver su propia vida derrumbada, años después, Katharine (Selva Alemán) decide ir a buscar a Cal y presentarse en su domicilio sin previo aviso para saldar cuentas pendientes. Irónicamente para ella, Cal vive felizmente y en armonía con su marido, Will (Nicolás Francella) y sus padres en un depto. de Nueva York.
Nico y la difícil posición de ser "el hijo de..."
El notable parecido físico resulta inevitable remitirlo al lazo de sangre. Sin embargo, Nico y Guillermo Francella, en todo momento, se muestran juntos pero no revueltos. Bien conscientes de sus diferencias, el consagrado actor admite lo mucho que cuesta, en contraposición a lo que pareciera, hacerse un lugar en el medio ostentando el mote de "hijo de....
"Me veo reflejado cuando recién comenzaba pero de otra manera. Mis herramientas no eran ni mis posibilidades de un vínculo muy cercano. Como siempre les digo a ellos en esta profesión tan difícil que no me miren como un espejo porque no es tan sencillo esto. La profesión de actor es divina pero igualmente con todos los riegos del mundo", señala Guille en consejo también para su otra hija Johana que adoptó el camino artístico.
"Mi proceso inicial fue muy complejo, muy difícil, de búsquedas, de agencias, de pedir trabajo, de pasillos. Tal vez la diferencia es que ellos tienen un ancla muy grande con nosotros papás. Tienen un beneficio pero después es terrible lo que les pasa pobres; todo el tiempo está la comparación y eso no es útil para un crecimiento. Pero él lo está manejando gracias a Dios muy bien y con mucho criterio y adultez", dice respecto a Nicolás quién enseguida exhibe su propia visión.
"Cada uno tiene su método de laburo. Podrá uno recibir un consejo, una consulta para ir perfeccionando, para ir armando un proyecto más sólido pero uno siempre está con su búsqueda propia. En el método aunque sea padre e hijo y la misma sangre siempre va a haber diferencias. Cada uno tiene diferentes caminos", explica para luego dar a conocer su postura sobre la profesión que consagró a su padre entre los número uno. "Yo trato siempre de hacer proyectos heterogéneos. Siempre y cuando me den las oportunidades. Siempre estoy en la búsqueda, nunca voy a mitad de camino. Es eso", remata el chico de 25 años.
ProyectosAlejados momentáneamente de la tevé, Guillermo y Nicolás Francella, se reparten entre promocionados trabajos en el cine y el teatro. El intérprete que el año pasado arrasó con su composición del oscuro Arquímedes Puccio en la película El clan y ya se prepara para filmar otra en los próximos meses que todavía no puede revelar, regresó a los escenarios tras liderar la taquilla con
Dos pícaros sinvergüenzas para enrolarse en uno nuevo sucesos de la temporada: la obra Nuestras mujeres en el Teatro Metropolitan.
Al lado de Arturo Puig y Jorge Marrale la pieza de Eric Assous, que protagonizaron en Francia Daniel Auteuil y luego Jean Reno, bordea varias aristas a través de sus personajes que van desde el universo femenino en boca de hombres, la amistad y su lealtad, la relaciones de pareja y hasta el tema del femicidio.
En tanto, Nico fue el elegido por Teresa Constantini para colocarse en la piel de nada menos que Luis Sandrini en la película que narrará la vida de la gran Tita Merello que compondrá Lali Espósito y está próximo a filmar un nuevo largometraje con Jorge Marrale y Mercedes Morán. Sin dudas una enorme oportunidad de seguir despegando con alas propias en el difícil pero satisfactorio camino del actor.
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