Actor y director en ascenso si los hay, Luciano Cáceres, muestra su ductilidad en todos los frentes posibles. Inmerso en la composición en los tres campos a la vez, la tevé, el teatro y el cine, este intérprete, se convirtió en uno de los más requeridos para productores y público en general.
Desde Sres. Papis, la exitosa tira de Telefé, de lunes a jueves a las 22.30, ha sabido conquistar al televidente, en un vínculo que se remonta al suceso de Graduados. Otro tanto reivindica cada noche en el escenario del Multiteatro con la pieza Lluvia de Plata y, como si algo faltara, mañana estrenará un protagónico excluyente en cine con la llegada del film Gato Negro a todas las salas locales. En sus jóvenes 37 años y una carrera que ronda los 25, Cáceres logró demostrar su funcionalidad en todo terreno. Y lo sabe. Pero, quizá como quien comprende lo mucho que le costó la cima, se proyecta calmo y con humildad. Sin atisbos de haber sido devorado por el exitismo que, hoy por hoy, lo acecha.
"Es un buen momento y hay que saber aprovecharlo y por sobre todo disfrutarlo", dice el hombre que también se enfrentará con la pantalla grande en Fermín, la película, a partir del 24 de abril. "Estoy muy agradecido poder vivir de lo que me gusta. Me gusta hacer de todo. Empecé de muy chico a trabajar arriba de las tablas en varias obras en el teatro under y publicidades. Creo que hice más de 40 obras de teatro como actor, otras tantas como director, algo así como 11 películas y 17 tiras de televisión", enumera quién más allá de la profesión que eligió, llegó a trabajar en un quiosco, a repartir volantes, y hasta a desempeñarse como electricista y albañil.
Quizá ahí radique el secreto de su modestia y equilibrio. Como Franco, un viudo algo confundido y deprimido que ha quedado a cargo de sus dos nenas, comparte la trama de Sres. Papis, los galanes del jardín, junto a Luciano Castro, Joaquín Furriel y Peto Menahem. Allí también, en las vivencias de cuatro hombres que comparten amistad tras inscribir a sus hijos de cinco años en la misma sala de un jardín de infantes, siente que tiene chances de exhibir nuevas facetas. "Estoy contento con que el canal haya apostado a que puedo estar al frente de esta historia más blanca, más pura, en este rol que me toca de un diseñador de ropa viudo desde hace dos años, con dos hijas, muy deprimido y que decide mudarse más cerca de su trabajo para pasar más tiempo con ellas y al cambiarlas de jardín conoce a los otros tres personajes", explica el marido de Gloria Carrá, su compañera en la ficción de Telefé.
"Los personajes que hice antes en la tele, siendo el antagonista o el villano, tenían otros colores. En cambio, este personaje tiene todo lo que tiene un galán tradicional pero desde un lugar de quiebre, porque siempre está pensando en sus dos criaturas. Es diferente. Desde lo físico que con mis 1,87 m., estoy la mitad del programa agachado hablando con mis hijas a la actitud de vida de un padre que está intentando reconstruir su vida, que tiene un hondo pesar por la muerte de su mujer que tiene una fuerte presencia desde el recuerdo y le cueste rearmarse, no pudo llorar, porque su mujer murió por un accidente justo después de tener una discusión cotidiana en la que él le dijo 'morite'. Pero bueno, poco a poco va abriendo la ventana de su corazón cuando le pasan cosas con la maestra del jardín, que interpreta Vanesa González", cuenta Luciano con gesto tímido. "Sale a flote porque tiene un equipo de amigos que son los otros papis que lo bancan y lo sostienen, y sus hijas que son ese motorcito diario, como dice Franco, el personaje".
En tanto el hombre del momento, este artista adaptable para todo rubro, se luce al lado de Muriel Santa Ana, Guillermo Arengo y Luciana Lifschitz en las tablas del Multiteatro con la obra Lluvia de Plata, una comedia francesa, bajo la dirección de Arturo Puig, que sondea sobre los límites, la fantasía, el absurdo, los cambios sociales, el delirio y escenas de un humor disparatado. "La obra plantea la pregunta de si puede la plata llevar a una persona hasta una situación límite. Sondea el tema y cuestiona cuánto dinero se necesita para cambiar a una persona", agrega Cáceres al tiempo que confiesa que trabajar con un director-actor como Puig tiene el plus de conocer el oficio como nadie y deja la posibilidad de improvisar.
"Es un placer inmenso trabajar de ese modo con Arturo. En todo momento estuvo atento a lo que nosotros pensábamos y podíamos aportar. Nos consideró muchísimo para el trabajo cotidiano de la pieza", manifiesta Luciano, que en breve dirigirá para teatro independiente El Acto Gratuito, una obra de Demaría actuada por el mendocino Marco Antonio Caponi y Horacio Acosta.i
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