Truman es una de las películas que pone en foco la decisión personal de cómo hacer frente a una enfermedad terminal. El protagonista de este film, Ricardo Darín, contó que es "una historia que cualquier actor quiere contar, yo sólo puse el cuerpo como instrumento para contar la historia. Con el director, (el catalán) Cesc Gay transitamos el rodaje muy abrazados, después la película pasa a ser de los demás".
El film -que se estrena el jueves- parte de una experiencia personal del director y cuyos detalles Darín se excusó de dar, pero también atravesó al actor argentino de un modo íntimo porque le recordó la muerte de su padre producto de un cáncer que se lo llevó cuando Darín tenía 30 años.
"Casi todos vamos a pasar por esa situación y algunos tendrán la oportunidad de ver pasar toda su vida antes del final, en cambio, otros no. Yo creo que ese final depende de cómo hayas vivido, con quién sos y con el amor que puedas tener alrededor tuyo", arrancó Darín directo con el hueso duro de la historia.
La película deja cómo mensaje que cada uno es libre de elegir cómo vive e incluso el modo de morir. Darín sostuvo que su personaje de Julián que a los 50 años se le declara un cáncer de pulmón y después de un año de tratamiento elige abandonar lo poco que se puede hacer, no para curarse sino para estirar meses de vida.
"Es un personaje de alta complejidad. Antes del final se ve a ese ser con un gran cúmulo de sentimientos, una gran carga de rabia, dolor, angustia y hartazgo y esa decisión, quizás, tan poco contemplativa con él. Sin embargo, soporta ese temperamento mezclado con amor. Frente a estos casos de situaciones límites que nos ponen las enfermedades terminales, preguntamos ¿por qué a mí? Nunca encaramos ¿por qué no a mí?", insistió el actor que la película no intenta juzgar una decisión.
Darín afirmó que frente a estas temáticas duras y que apuntan a decisiones de vida se evitaron "los golpes bajos. No se lanzan flechas directas al pecho. La verdad que nos costaba mucho no caer en zonas pantanosas. Había escenas donde no tenían la indicación de llorar y llorábamos con Javier Cámara (Tomás) -su amigo que enterado de la noticia, decide dejar su país, Canadá, para acompañarlo- y ¡llorábamos como dos locos!".
Como la temática caía en la lágrima fácil, Darín acotó que en el guión estaba lleno de salvaconductos humorísticos para salvar esas situaciones. Con Gay (guionista y director) hicimos una especie de depuración. Por lo menos, veinte salvaconductos desaparecieron y lo sentimos como algo que sobraban cuando dos miradas se encontraban en el rodaje".
En la historia se destila un cierto humor ácido, el personaje de Julián todo el tiempo bromea con la muerte, la emoción y la ternura en forma dosificada marca el ritmo de la trama: "No se quise caer en la trampa de la tristeza y el dolor. En mi caso, fue entregarme y en esto podés comerte un cachetazo o conectarte con algo. Julián lo buscó por su humor ácido al desacralizar situaciones. Todas la parafernalia que a uno lo rodea parece más oscura de lo que es en realidad".
Una de las escenas clave de la película y que cumple con el precepto anterior de Darín es cuando su personaje de Julián le pide a su amigo Tomás que lo acompañe a la funeraria para elegir el féretro: "Es una de las escenas más largas y plagada de chistes, pero sin caer en una escena circense. Para Julián es el momento justo que aprovecha a su amigo Tomás para mostrar su debilidad enmascarada en su fortaleza. Es a partir de esta escena del ataúd cuando mi personaje comienza a caer".
En lo personal, Darín por primera vez abrió su puerta a la intimidad de su familia: "El guión de la película atravesó con algo muy personal como fue la muerte de mi padre. No sólo sabía que mi papá se iba a morir, sino que me llamó mucho la atención y siempre me taladró el cerebro tratar de entender su posición frente a su muerte anunciada. Fue una posición muy hermética, intransigente, casi que no se podía mencionar el tema".
El actor agregó que la enfermedad se declaró al padre cuando Darín esperaba la llegada de su primer hijo, El Chino, en 1989: "Mi papá elegía sólo hablar del embarazo. Por un tiempo me peleé con esa idea. Me había negado, entre comillas, a poder trabajar sobre eso y sacarlo para afuera". El Chino nació cuatro días antes de la muerte del padre de Ricardo Darín: "Yo sé que hizo un gran esfuerzo para no perderse ese momento".
Apenas le llegó el guión de Cesc Gay, con quien había trabajado en 2012 con el film Una Pistola en Cada Mano, "lo primero que se me planteó fue mi viejo. La construcción del personaje tiene el punto del sentido del humor de mi padre. No tuve opciones, me sentí adentro de la historia desde ese momento. Estoy seguro que muchas de las cosas que dice Julián podrían haber sido anunciadas por mi viejo".
Darín insistió frente al film Truman que "no hay una sola manera de pararse frente a la muerte: "Al director le surgió este film por una situación personal y creo que la película puede plantear la discusión con ser sincero con nuestro sentimiento".
Una de las primeras escenas de Truman es cuando el personaje de Darín pone en jaque al médico: "Dígame la verdad, hace un año que estoy en tratamiento y no funcionó. Si yo continuó con otra variante, ¿cuánto es el tiempo de vida que me resta?". El médico derivó la respuesta a "una mejor calidad de vida. Eso es importante". Julián no se conforma con la respuesta porque entendió la evasiva y repregunta: ¿Cuánto tiempo?". Finalmente, el médico satisface el deseo de Julián: "Poco".