El realizador galo Luc Besson, autor de innumerables clásicos del séptimo arte como “El Perfecto Asesino” o “Nikita”, sorprendió hace veinte años con su primer trabajo de ciencia ficción: “El Quinto Elemento”, que protagonizaron Bruce Willis, Milla Jovovich y Gary Oldman y se ganó el status “de culto” por sus diseños de producción, muy basados en artistas europeos como Moebius o Jean-Claude Mezieres.
Y es precisamente este último dibujante el que junto al guionista Pierre Christin crearon en 1967 una de las obras más interesantes del comic franco-belga (conocido como BD o bande dessinée) que llegó a influenciar a otras historias que llegaron en los años venideros, entre ellas Star Wars.
La trama transcurre en el siglo XXVIII en el que la humanidad ya viaja libremente por el espacio y el tiempo gracias a los adelantos tecnológicos. Esta situación ha puesto a los terrestres en contacto con varias otras especies, y también a crear un cuerpo de agentes de seguridad que mantienen el orden.
Dos de estos efectivos son Valerian y Laureline, que cumplen una orden del Ministerio de Defensa y se embarcan en una misión hacia la asombrosa ciudad de Alpha, una especie de centro del universo en el que convergen desde hace siglos la mayoría de las civilizaciones avanzadas, por lo que se la conoce como “la Ciudad de los Mil Planetas”.
Sin embargo, Valerian y Laureline llegan al lugar, advertidos de que una oscura fuerza planea destruir Alpha y todo lo que la misma representa para el universo.
La historia de la película está basada en dos de los “álbumes”: “El embajador de las Sombras” y “El Imperio de los mil Planetas” y para este film, el experimentado director decidió convocar como protagonistas no a actores ya consagrados como Willis sino a Dane HeHaan y Cara Delevigne, que han surgido en los últimos años merced a trabajos en films como “Poder sin Límites”, “El Sorprendente Spider-Man” y “Escuadrón Suicida”, entre otras.
Como para darle un soporte actoral (y de taquilla), el realizador convocó al británico Clive Owen, a Ethan Hawke y la cantante Rihanna.
Las primeras críticas del film no lo dan como un claro sucesor de “El Quinto Elemento”, sino que hacen hincapié en el cuidadoso tratamiento que le dio Besson al arte y lo poco cuidado de la narración.
En los Estados Unidos, la agresiva campaña de marketing no le sirvió al film para pisar fuerte en el continente y sólo obtuvo unos 39 millones de dólares de ganacias, contra los 177 millones que costó. Afortunadamente, en el resto del mundo, la película sí logró recaudar unos 93 millones de dólares que amortizaron un poco la inversión.
Habrá que ver esta semana cómo le va en la taquilla argentina.