Lejos de ser una modalidad nueva, el panelismo llegó para quedarse. Y vaya que lo hizo! Más allá del rebote que tenga en el rating, las mesas redondas o el lugar preferencial para las ocasionales banquetas, los expertos en debatir se imponen en todos los canales y a cualquier hora. Desde que empieza el día, con Arriba Argentinos, por nombrar uno de los ciclos, hasta que cae la jornada (vía Animales Sueltos, para ratificar la generosa brecha), el coro de ángeles disonantes impone su música maravillosa. Bueno, la que más se destaque en este fango.
Un emblema de este fenómeno Paulo Vilouta, vía Intratables es quien desestima acotar el fenómeno con la actualidad. “Siempre hubo panelistas, en realidad los panelistas son periodistas. Personas que trabajan en radio, en los diarios para sumarse en un lugar destacado en la televisión. Muchos, como fue nuestro caso, se destacaron en política y actualidad. Luego, como todo en la Argentina, se multiplicó por mucho”, comenta quien supo destacarse como referente futbolero. “Hoy también es una fuente de trabajo, porque si hay tantos esos significa que son muchos los periodistas que están trabajando”.
Los conceptos de quien supo lucirse en Polémica en el Fútbol, coinciden de alguna manera con los de Evelyn Von Brocke, panelista de Nosotros a la mañana.
La ex de Fabián Doman advierte: “No creo que haya un auge, hace 25 años que estoy en la televisión abierta y siempre fuimos panelistas. Nuestra labor es una herramienta importante para que un conductor brille y pueda editorializar, trasplantar la pantalla”.
La experta en Espectáculos reconoce que le gustaría que la especialización de los que opinan, alcance a otras disciplinas. “La tarea te lo exige, entonces si hay que hablar de temas policiales, por qué no puede sumarse alguien que haya pasado por el ministerio de seguridad, e incluso, alguien que haya sido policía”, asume provocadora.
Entre definiciones, los detallistas explican que si todos los presentes debaten entre sí los diferentes enfoques, ya no se trata de panel sino de una mesa redonda. Tal salvedad separa una discusión entre expertos en la materia, en tanto la mesa redonda tanto entre quienes debaten, como los que oyen y preguntan conocen el tema de manera suficiente como para sumarse a la polémica o el tema en cuestión. La mesa redonda suele conducir a discusiones a seguir para poder hacer el cambio de conducta.
Es raro que Mauro Szeta se explaye sobre temas que no se correspondan con la noticia policial. “De los temas que no sé y son puntuales, como en cuestiones de salud, pregunto, Si hay un invitado que es experto en economía y habla de tarifas, lo que corresponde es preguntar”, aclara. “Lo que yo hago no sé si es común a otro, hablo cuando es mi turno, lo mismo que en otros formatos o noticieros, o en mis programas de policiales. Después participo en los temas que puedo opinar, como el aumento de las cosas o algo más frívolo. También me divierte, mostrar otra cara a la gente y no sólo con lo que te tienen relacionado”, sostiene.
Dente también se desempeñó como conductor en programas de América 24, según recuerda.
“Es fundamental ser estructurador y generador de momentos. Por eso apoyarse en los panelistas resulta clave. Cuando conduzco, mi postulado es que hablen los panelistas que ellos generen debate. Si conduzco un programa de tales características, los panelistas brillarán más que yo”, promete.
Von Brocke recuerda dos circunstancias en las que debió hacerse cargo de los programas que la tenían como panelista.
“En Bendita lo hice algunas vez con Edith (Hermida) y después, cuando Viviana Canosa sufrió un accidente en su pie, estuve conduciendo con Teto Medina”. Evelyn compara y distingue ambas tareas.
“La diferencia entre conducir y ser parte del staff es que el primero no necesita destacarse por su rol. Traspasa esa pantalla. Es moderador, va buscando los tiempos y guiando a los panelistas. En cuanto al panel hay que hacer una distinción en la labor que consiste en averiguar, producir y desarrollar una primicia o una nota determinada”.
Pero la muchacha no queda solo en eso.
“A Algunos les cuesta comprender que conductores van a ser pocos, lo que a veces desencadena en duelo de egos y rivalidades que no deberían suceder. Si uno está bien plantado en su rol no debería haber una competencia de egos”.
A Szeta le gusta hablar de un formato clásico que terminó “haciéndose muy común en los magazines”, dice quien se destaca en las tardes de Cortá por Lozano, en Telefé. “No sé a qué obedece, no conozco la lógica de los programadores de la televisión, por qué se da este formato no lo sé. Creo sí que convive con otros formatos que están en la tele”, comenta buscando respuestas.
Tomás Dente, en cambio, es más directo. “Básicamente se atribuye al bajo presupuesto porque cada vez el déficit presupuestario es más alto. Entonces las productoras recurren al formato tradicional ‘conductor- panelistas’”, cuenta el exponente de El Trece. “Este formato ayuda a ocupar espacios que antes se llenaban con móviles o archivo, por ejemplo, hoy todo lo que implique costos extra se reemplaza por lo que pueda suceder con los panelistas en el piso. La verdad es la herramienta de una tele alicaída, de poco dinero, de bajo presupuesto”.
Respecto de los atributos del panelista Dente señala: “Debe tener dinámica, ser dirigente y contar con un gran manejo de la información”.
Adrián Pallares coincide pero le suma su impronta. “Además de ser sintético, dar una idea clara en poco tiempo y que la pregunta que realice sea más importante que el lucimiento. No me gusta el panelista que vive para el plano, sino en función de lo mejor para el programa”, cuenta el referente de Intrusos. “Hay panelistas modelos, humoristas, decoradores. El rubro es demasiado amplio, yo los llamo programas de conversación. Hasta con Mirtha, Andy o Novaresio, los invitados juegan a ser una suerte de panelistas que opinan sobre todo”.
Pallares vincula a la pantalla con lo cotidiano. “Como en la sociedad estamos todo el tiempo hablando y discutiendo acerca de todo, de la lechuga hasta de política internacional fina. Pero no existe un solo estilo ni forma sobre esta tarea”. Vilouta realza la distinción que impone su programa. “En Intratables hay una marca porque el debate es árido. Son temas complejos, hay que tener precisiones, información. El argentino siempre quiere tener la razón en todo orden y un panelista muchas veces también quiere imponer una idea. No es fácil ser panelista de Intratables, es como en twitter que son 140 caracteres, hay que dar latigazos. Ser rápido para expresarse y sin discursos largos o densos en los que no se entienda nada”, describe preciso.
“En el mundo panelístico cada uno debe ocuparse de lo suyo”, sostiene Dente, uno de los referentes de la mañana de Fabián Doman. “Soy de aquellos que creen que no todos los periodistas deben opinar sobre todo, por eso es importante la diversificación con los especializados, zapatero a sus zapatos”, describe convencido. Su amiga Evelyn coincide, destaca a los especialistas. “O aquel que tenga una gran cultura general. Si estás instruido y lees y te dedicas a estar en contacto con los referentes eso te habilita a poder opinar de todo”, dice quien también encuentra en la experiencia, cierta distinción.
Difícil encontrar referentes entre los consultados. “Tengo respeto por algunos colegas que me anteceden, por sus carreras. Pero de ahí a tomar un ejemplo no. Es algo muy personal”, acepta Vilouta. Lo mismo dice Szeta: “No tengo referentes para decir algo en particular”, se suma conciso. “No sé si encontré referentes, sí dos grandes amigos. Tommy y Pilar Smith. Hace muchos años que estamos juntos y luchando para seguir vigente. Porque consideramos que lo importante no es llegar, si no perdurar”, define la rubia. “Reconozco que en el mundo del espectáculo, América fue un semillero, pero de las nuevas generaciones me gusta mucho Guido Zaffora, un pibe muy sólido. Me encanta Debora Plager, aunque para mí exceda la categoría de panelista, está en un programa como Intratables que es la madre de los programas políticos de panelistas”, explica Pallares. Al momento de comparar tareas o evaluar circunstancias en que a los entrevistados los haya llevado a cambiar de rol, todos admiten que en algún momento tuvieron que ponerse el traje de conductor. “Me tocó me toca, pero la tarea es totalmente distinta, el panelista interviene un 10 por ciento y el conductor es la vida, del principio hasta el final. Es muy difícil ser conductor y panelista; el panelista es parte y el conductor lo es todo. En el caso de Intratables reconozco que es muy cansador llevarlo adelante. El programa es como una Ferrari”, dice Vilouta y sigue al detalle. “Vos tenés 8 periodistas y 15 invitados, en un momento hay más de 20 micrófonos abiertos y todos quieren opinar. Entonces tenés que hacerlo atractivo, encontrarle un hilo, la parte de debate, de polémica”, indica y la mención de Santiago surge en el acto. “Lo que hace Del Moro es brillante, hay que lograr que el programa te atrape de punta a punta”.
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