Para revolucionar el mercado del noveno arte, DC Comics se atrevió a realizar un sacrilegio: continuar con lo visto en Watchmen (1986-1987), la novela gráfica más celebrada de todos los tiempos. El nombre de la secuela es Doomsday Clock y trae de regreso a todos los personajes de aquella obra maestra de Alan Moore y los pone frente a los personajes más populares de la editorial.
Pero el crossover no se limita a ver al (nuevo) Rorschach con Batman o al Comediante con el Joker, los personajes también estarán envueltos en una coyuntura "realista". Recuperando uno de los matices más interesantes del clásico ochentoso –donde Richard Nixon era fundamental-, el último número mostró a Vladímir Putin frente al Hombre de Acero.
Este encuentro es el resultado de una tragedia que tiene lugar en Rusia. Al ser acechado por distintos medios, Firestorm (¿o acaso era el Dr. Manhanttan encubierto?), un superhéroe norteamericano, pierde el control de sus poderes de fuego y transforma en vidrio a quienes los rodean. Ante esta tragedia, el presidente ruso no duda en alertar al mundo de lo que considera la "Doctrina Superman".
En las viñetas, según el líder mundial que estuvo recientemente en el G20, los estadounidenses han estado reclutando un ejército de metahumanos durante más de una década. Y, aunque el kryptoniano intenta convencerlo de lo contrario, este parece ser el desencadenante de IIIGM o segunda Guerra Fría.
Curiosamente, el cómic se filtró antes de su lanzamiento oficial porque Putin tuvo que aprobar su aparición y un usuario de 4Chan –una suerte de Taringa global- se encargó de viralizar el número en su totalidad después de obtenerlo ilegalmente.
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