El protagonista de esta increíble historia vivía en la ciudad misionera de Oberá y fingió morir ahogado en el río Uruguay en enero de 2011.
La policía local, junto con efectivos de Gendarmería y Prefectura Naval, lo buscaron en un amplio radio, pero no pudieron dar con su cuerpo.
Mientras la causa era caratulada como "desaparición de persona", él cambió totalmente su fisionomía y dejó atrás su antigua vida, en la que era conocido por tener una empresa dedicada a la informática y algunos emprendimientos turísticos y estar desbordado de deudas, según reveló Clarín.
Se asentó en Curitiba y se asentó con una joven con la que mantenía una relación amorosa clandestina.
Pero cuando todos sus conocidos ya se habían olvidado de él, reapareció repentinamente.
Primero se contactó con una vieja amiga mediante Facebook y le dejó el revelador mensaje: "No estoy muerto, estoy de parranda, jajajaja".
Tras trascender la noticia, su padre admitió que hace más de un año su hijo lo llamó para decirle que estaba en Brasil y que iba a contarle lo que sucedió, pero nunca volvió a contactarse.
Pero cometió un error garrafal: comenzó a subir fotos a las redes sociales y sus amigos lo descubrieron: "Sabíamos que estaba con deudas... aunque también sonaba descabellado asustarnos con una desaparición en el río".