La semana pasada el gremio de los futbolistas pisó el acelerador a fondo con sus reclamos: además de pedir que los clubes cancelen deudas con sus afiliados, también exigió un férreo control y fiscalización de las cuentas de las instituciones y sanciones deportivas para quienes no hicieran los deberes.
Bajo la amenaza de que se declare un paro y la Superliga no empiece en la fecha prevista, el viernes 18 de agosto. Pero en las últimas horas hubo un encuentro entre el titular de Agremiados, Sergio Marchi, y el CEO de la Superliga, Marcelo Elizondo, y el mismo se cerró con algunas señales positivas para que el próximo torneo arranque.
“Hubo un acercamiento importante”, contó a este diario una fuente afista. ¿En qué puede consistir ese ‘acercamiento’? Es una cierta flexibilidad para que los clubes puedan incorporar los refuerzos pero que achiquen o cancelen en lo posible los sueldos atrasados. En el caso de que se pongan al día, podrán los equipos utilizar a los nuevos futbolistas contratados. En caso de no poder, que los refuerzos no puedan jugar hasta que se pague el último peso de deuda. Pero con la Superliga en marcha, los ingresos se van a dar y van a permitir cancelar lo adeudado con los futbolistas, según estiman los dirigentes.
Claro que lo que se entendería como un ‘acercamiento’ para que la pelota empiece a rodar implicaría que luego la tanto la Superliga como Agremiados se pongan inflexibles cuando a partir de diciembre “se termine la j...” como graficó alguien que recorre a diario los pasillos de Viamonte 1366. En buen criollo: a fin de año el que tenga deudas empieza a ser castigado deportivamente con severidad por la Superliga.
Otra de las señales positivas para el comienzo del campeonato viene de la mano del convenio que -según trascendió- estaría listo para ser firmado entre la AFA y la Superliga en las próximas horas. Y que será la llave para que Fox y Turner destraben el dinero que todavía no giraron y que permitirá a los clubes empezar a ponerse al día.
El acuerdo entre AFA y Superliga implica que la última le girará mensualmente 14 millones de pesos a la casa mayor del fútbol argentino en concepto de árbitros y empleados administrativos que dependen laboralmente de la AFA y son necesarios para los partidos del nuevo torneo. A lo que se agregará un plus por todo lo que genere la Superliga (derechos de TV, nuevos sponsors, etcétera) y un 2 por ciento que irá a la tesorería de la AFA por cada transferencia de futbolistas que hagan los clubes.