La paridad de la Selección Argentina ante la modesta Venezuela no gustó para nada en el estadio. Los únicos jugadores que se salvaron fueron el volante Marcos Acuña y el capitán Lionel Messi, muy aplaudido y coreado al final.

En la memoria de los futboleros el 5 de septiembre seguirá siendo una fecha histórica. A veinticuatro años del famoso 5 a 0 de Colombia sobre la Selección Argentina en el Monumental, en un estadio repleto el martes Venezuela dio una especie de gran golpe a la ilusión albiceleste.

No hubo triunfo para el seleccionado Vinotinto, pero sí un empate con sabor a derrota para el lado argentino que en el debut del entrenador Jorge Sampaoli como local en Eliminatorias hacia Rusia igualó en uno contra la modesta escuadra venezolana. La atmósfera pintaba para ser una fiesta, pero terminó mostrando angustia, desilusión y, pese a algún que otro timorato coreo de “Messi, Messi”, silbidos reprobatorios.

Las más de sesenta mil almas albiceleste auguraban desde la previa que lo que se iba a vivir en el reducto de River iba a ser una verdadera fiesta. Tal fue el buen clima que se mostró que los ex futbolistas campeones del mundo con la Selección Argentina, Oscar Ruggeri, Daniel Bertoni, Julio Ricardo Villa, Carlos Daniel Tapia, José Luis Brown, Nery Pumpido y Omar Larrosa, entre otros, dieron el presente en un palco para alentar al equipo.

Al momento de saltar al campo de juego, los jugadores lo hicieron con sus hijos mientras que el capitán albiceleste Lionel Messi lo hizo con el hijo de su mejor amigo, Sergio Agüero, Benjamín. El momento del himno también generó mucha expectativa porque, en la previa, trascendidos aseguraban que Sampaoli pidió que se toque la versión completa, aunque el hermano del fallecido cantante Rodrigo, Ulises Bueno, entonó las estrofas con la reducida versión FIFA.

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Los cuatro costados del Monumental se vistieron con banderas que mostraron frases de apoyo al equipo y los rostros de Lionel Messi e incluso Diego Maradona.

Hasta la convulsionada situación política que están viviendo los venezolanos tuvo lugar en el Monumental pues, en la tribuna Centenario, una bandera pidió “Libertad por Venezuela”.

El pitazo le dio rienda suelta a la locura, y los primeros veinte minutos del seleccionado dejaron varias palmas rojas. Cuando Messi entró en contacto con la pelota los presentes se pararon, aplaudieron y algunos se lamentaron, y con el correr de los minutos el lamento fue el denominador común.

El gol de Murillo significó un baldazo de agua fría que le dio luz verde a los murmullos. La paridad argentina, gracias a un gol en contra del defensor visitante Feltscher trajo algo de calma, pero la impaciencia hizo su aparición en escena. Los goles desperdiciados de Icardi, algunas imprecisiones de Pizarro, Banega y jugadas que dejaron mal parado al equipo llamaron a las críticas.

El público premió la entrega, como la del ingresado Marcos Acuña que estuvo tan sólo un escalón más abajo que Lio. Pero los silbidos, y un timorato coreo del nombre de Messi, fueron la postal que dejó un Monumental que se había preparado para ser un fiesta pero terminó siendo un mar de dudas, angustia y cuestionamientos.

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