Sus compañeros tratan de convencerlo para que se quede una temporada más, ya que son varios los clubes europeos que posaron sus ojos en el defensor de la Selección Argentina. Algunos dicen que su salida sería un duro golpe a la confianza del grupo
"Si hace falta pedírselo de rodillas hay que pedírselo, Nico se tiene que quedar". No es la frase de un hincha del Valencia, ni si quiera la de un dirigente. Tampoco lo dijo el entrenador del equipo; es una frase de un compañero de vestuario. Nicolás Otamendi es tan importante que el resto del plantel está haciendo todo lo posible para que cambie su decisión de querer abandonar el club y continúe vistiendo la camiseta valencianista una temporada más.
Durante estos días en Alemania, tanto en público como en privado, todos los jugadores le han hecho sentir al defensor de la selección argentina el líder natural del grupo. No sólo de la zaga, sino también del plantel. El argentino no tiene espíritu de capitán, no le gusta meterse en nada que no tenga que ver con el césped, pero cuando salta al terreno de juego la cosa cambia. Sufre una metamorfosis y se convierte en el amo. Es el jugador que todos quieren tener a su lado cuando la situación se complica. Su salida sería un duro golpe a la confianza del grupo.
Según el diario Marca, el mercado sigue demandando un central con el perfil del ex Vélez; y cada día los rumores apuntan a los grandes de Europa: Manchester United, el City o el Bayern Munich. Pero en menos de cinco días las opciones de que Otamendi salga parecen menguar. Hasta sus compañeros le han pedido, en público y en privado, que los ayude. "Es el hombre", dijo Phil Neville, un personaje cuyos consejos son escuchados, dada su dilatada experiencia en el mundo del fútbol.
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