Para colmo de males para los Millonarios, se sumó la clasificación a las semifinales de la Copa Libertadores, que no podría haber llegado en mejor momento para los hinchas de Boca, ya que hoy festejan el Día de la Paternidad Bostera, establecido el 24 de mayo de 2000 cuando el equipo de Carlos Bianchi eliminó al River del "Tolo" Gallego en los cuartos de final del certamen continental.
En aquella oportunidad, la
Bombonera se vistió de fiesta y vivió una noche soñada, ya que venció a River por el partido de vuelta de los cuartos de final de la
Copa Libertadores, con una anotación del máximo goleador del Club de la Ribera.
El Xeneize venia de caer en la ida por 2 a 1 y debía levantar el partido para pasar a las semifinales. En una Bombonera repleta y con Martín Palermo en el banco de suplentes tras superar su lesión de ligamentos cruzados, la ilusión estaba intacta.
En un primer tiempo muy parejo Boca no pudo marcar y se fue el vestuario con dudas. Pero la segunda parte fue muy distinta, los dirigidos por
Calos Bianchi salieron con todo y pudieron revertir una historia que hasta ahí le era adversa.
Tras un centro de
Román Riquelme,
Marcelo Delgado marcó el primero y así dejó las cosas igualadas.
En ese contexto, el Virrey mandó a la cancha a Palermo, que regresó después de 6 meses y 14 días. A los pocos minutos, Riquelme de penal marcó el segundo.
Un rato más tarde, el 10 la paró por el sector derecho de la mitad de la cancha, y de espaldas al Riachuelo, le tiró un caño a
Mario Yepes que venía detrás suyo.
Un caño histórico, como la noche misma.
La serie estaba definida pero la fiesta no era completa. Algo faltaba, se notaba en el ambiente. Faltaba el gol de Martín. Cuando el partido se moría, el goleador tomó la pelota en el punto del penal y tras una lenta media vuelta la mandó a guardar. La cancha explotó y el Titán con lágrimas en los ojos festejó su gol y el final del partido.
Una vez más, Boca superó a River por 3 a 0 y lo dejó afuera de la copa. Un tiempo después el Xeneize se consagró campeón de la Libertadores y la Mitad Más Uno deliró.