El Torito de Mataderos sumó su segunda victoria consecutiva y sigue ganando terreno para
poder meterse en la pelea
de arriba. Los de Lomas,
en cambio, mantienen
su irregularidad.
Plenamente justificada la victoria de Nueva Chicago, en el Gallardón de Lomas. No dejó ninguna duda, porque fue superior por fútbol y convicción, a un rival que enarboló un juego previsible y sin sorpresas. El único gol lo marcó Leonardo Carboni, aprovechando una desatención del fondo local. Nueva Chicago dispuso de mayor volumen de juego y en consecuencia, elaboró un mejor fútbol que le permitió dominar las acciones en gran parte del partido y particularmente en la segunda etapa, cuando Carboni le sacó jugo a un error defensivo del local y facturó: se durmieron los dos centrales, Carboni aprovechó a las espaldas de ellos, y cuando le salió el arquero Luciano Díaz, remató muy bien en forma esquinada contra el parante izquierdo. Qué se puede decir de Los Andes ?. Que el equipo de Raúl Cascini fue previsible. Lento, con falta de ritmo y sin proyección por los costados, sus intenciones fueron presa fácil de una defensa sólida como la del equipo de Mario Franceschini, que terminó redondeando una victoria y totalmente merecida; lo cual desató la furia de la parcialidad local que reprobó con duros términos la actuación de sus jugadores, con el consabido “que se vayan todos”. Lo ganó Chicago, muy bien y lo sufrió el Milrayitas.
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