La Selección de Croacia es el próximo rival de Argentina en el camino mundialista, y buscarán volver a la final como en Rusia 2018. Luka Modric, capitán, emblema y figura de los croatas, es uno de los futbolistas a tener en cuenta, y no solo por las maravillas que hace dentro de la cancha, sino también por su dura historia de vida.
Nació el 9 de septiembre de 1985 y se crió junto a sus padres en Modrici, un pueblito ubicado a 60 kilómetros de la ciudad de Zadar. Cuando apenas tenía 6 años, fue testigo del asesinato de su abuelo en el marco de la Guerra de los Balcanes, desatada por la disolución de Yugoslavia, que duró una década y dejó un saldo de 200 mil víctimas mortales.
La familia debió escapar, por lo que recorrieron esos 60 km entre bosques y montañas para, ya en la ciudad, instalarse en un viejo hotel que funcionaría como centro de refugiados. Allí, Luka se encontraría con la pelota, un amor para toda la vida. En el estacionamiento de ese hotel, Modric pateaba una pelota con los demás niños refugiados, hasta que el dueño lo llevó al club de la ciudad, el NK Zadar, del cual era dirigente.
Ya en el club, Luka se mudó con su familia a otro hotel ubicado al lado de las instalaciones del NK Zadar, donde empezó a entrenarse pese a las cientos de granadas que caían día a día. El club, al igual que la ciudad entera, no tenía ni agua ni electricidad por la guerra, pero sí una alarma de emergencia ante peligro de bombardeo. Para los niños era un juego, en donde el que llegaba al refugio primero tras el pitido era el 'héroe'.
Ante la exponencial evolución de un todavía infante Modric, desde el NK Zadar lo llevaron a probarse al Hajduk Split, club del cual él era hincha. Pero fue rechazado por ser bajito y muy flaco. Realizó entonces las Inferiores en el club que lo acogió de entrada, hasta que a los 16 años el Dinamo Zagreb, club más importante del país, lo fue a buscar y se lo llevó.
Tras dos salidas a préstamo, logró debutar en Dinamo a sus 19 años y no salió más. En su primer año fue campeón, y tras tres temporadas pegó el salto: el Tottenham de la Premier League lo compró en 20 millones de euros y se lo vendió cuatro años después al Real Madrid. A partir de allí, el resto es historia: ganó 5 UEFA Champions League, 4 Mundial de Clubes, 4 Supercopas Europeas y 8 títulos locales.
No solo eso, en 2018, luego de ser multicampeón en el Merengue y llevar a Croacia a la final del Mundial, Modric ganó el Balón de Oro y el Premio The Best y fue el primero en cortar la hegemonía de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, que se venían repartiendo los galardones ininterrumpidamente desde 2008. En su Selección ya lleva jugados 160 partidos y para muchos es el mejor jugador la historia del país, por encima de nombres como el histórico Davor Suker.
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