Entre 1913 y 1919, Racing tomó la posta dejada por Alumni y dominó ampliamente la escena del fútbol argentino. Las huellas quedaron en datos estadísticos impactantes, como los siete campeonatos seguidos que ganó el equipo en ese lapso, más las Copas nacionales que hace poco, tras una investigación y pronunciamiento de la AFA, adquirieron el rango de competencias oficiales. Así, gracias a la impresionante serie de títulos, que en varios casos se lograron sin derrotas, el Racing Club, nacido el 25 de marzo en 1903, se ganó el mote de "Academia" que aún lo acompaña y lo enorgullece.
En 1949 mostró un ataque demoledor (87 goles convertidos) y les sacó seis unidades de ventaja a sus escoltas, River y Platense. Al año siguiente la diferencia fue mayor -ocho puntos sobre Boca e Independiente- y en el '51 compartió el primer puesto con Banfield, lo cual obligó a un recordado desempate. Tras una igualdad sin goles, volvieron a enfrentarse, y en ese segundo acto el protagonista central fue Mario Boyé, cuyo gol consagró por tercera vez consecutiva a Racing.
Después, el "ayuno" duró hasta fines de la década. En 1958, la consagración académica llegó con una distancia de tres unidades con respecto a Boca y a San Lorenzo, aunque no se trató de una campaña aislada. Racing estuvo en la pelea por los dos campeonatos siguientes, ganados por San Lorenzo e Independiente, y le sumó una estrella más a su historia en 1961, cuando, al cabo de un notable desempeño, acumuló 47 puntos, contra 40 del segundo, San Lorenzo.Juan José Pizzuti estuvo como futbolista en esos dos títulos. Y su condición de prócer del club la completó como técnico del inolvidable "Equipo de José", que revolucionó el fútbol local con su estilo agresivo y que, además de dar la vuelta olímpica en el plano local en 1966, con un invicto de 39 partidos, en 1967 alzó la Copa Libertadores de América y trajo por primera vez la Copa Intercontinental a la Argentina.
Muchos otros apellidos engrandecieron a Racing con sus aportes, su calidad y su esfuerzo. La nómina sería extensa y cualquier omisión involuntaria resultaría injusta. Pero como este espacio está dedicado a enumerar "las buenas" de los 111 años de vida de la Academia, los nombres de Alfio Basile y de Reinaldo Merlo surgen inevitablemente.En el caso del "Coco", porque además de ser clave en las hazañas del 66 y 67, como entrenador se dio el gusto también de saborear el regreso a Primera en 1985, tras el durísimo golpe que significó el descenso, y de lograr la Supercopa de 1988. Y en el de "Mostaza", porque condujo al equipo que cortó en 2001 la increíble y nefasta racha sin éxitos en torneos locales, que venía desde el '66. Una estatua con su imagen fue la manera de agradecerle aquella enorme alegría -mezclada con desahogo- que vivió la gente ese 27 de diciembre.
La memoria también registra momentos malos. Claro que los hubo. Sin embargo, en medio de la alegría de hoy, por un nuevo éxito, esos pasajes van por otra senda. En el festejo sólo hay lugar para que el hincha vea brillar el blanco y el celeste de "la Academia Racing Club".
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