"Boca no podrá olvidar a Deportivo Capiatá", tituló el diario ABA luego del histórico triunfo de los paraguayos en la Bombonera por 1 a 0. Pero ese resultado podría significar una pesadilla para Rodolfo Arruabarrena si el Xeneize no consigue darlo vuelta este jueves ante un equipo humilde, de apenas seis años de vida y con un estadio en donde hasta hace pocos meses no se podía jugar de noche.
Capiatá es el nombre de la ciudad de 250.000 habitantes en donde nació el club y que tiene el apoyo de una hinchada formada por los 15 barrios. Llamados los "Escoberos", debido a un arbusto que crece en la zona que se utiliza para fabricar escobas, nacieron en 2008 y en cuatro años ascendieron a Primera.
Pero ese ascenso les significó un desembolso de casi 434.520,79 dólares (2.000 millones de guaraníes), lo que lograron recuperar con derechos de televisión, entradas, publicidad y el aporte de sus directivos, entre ellos, su presidente, Américo Barreto.
En el encuentro ante Caracas, por la segunda fase, significó la inauguración de su estadio a nivel internacional. Cuenta con capacidad para apenas 5.000 personas y días antes prendió por primera vez su cinta lumínica para poder jugar partidos de noche y aumentar los ingresos.
Un club que no tiene deudas con sus jugadores, ha incrementado sus ingresos y siempre soñó con un momento así.
"Poco importa el presupuesto ni los antecedentes cuando hay mística, solidaridad y deseos de entrar en la gloria", reflexionó Barreto luego de la victoria en Buenos Aires, algo que a partir de las 21 horas puede continuar en su historia.
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