Hay que reconocerlo, Marcelo Tinelli y Mario Pergolini atraviesan culturalmente un periodo histórico que que va “desde la vuelta de la democracia a los primeros mandatos completos del siglo XXI”. Desde mediados de los 80, aquellos que fueron adolescentes, jóvenes o maduros sin ganas de sostener el consumo clásico de conductores, comenzaron a incorporar propuestas de uno u otro.
Desde el “Pum para arriba”, que tanto exasperaba a los abuelos de entonces, o de la trasgresión absoluta de la Rock & Pop, ellos empezaron a ocuparse de las inquietudes de un segmento al que supieron cautivar y hasta mantener con sellos como CQC, Ritmo de la Noche, Video Match, La TV Ataca, Hacelo Por Mi, por enumerar solamente las producciones para la pantalla chica.
Así como a Alfonsín jamás se le hubiera ocurrido contestar una pregunta al aire de Malas Compañías o Tiempo Perdido, desde el Menem de la primera reelección a la actualidad, los presidentes se ocupan de tener presencia y buena onda en sus programas. De La Rúa murió asegurando que el golpe de gracia se lo dio el Oso Arturo a instancias del conductor de Videomatch y su productor general. Lo que Chupete nunca dijo fue que se había puesto la banda presidencial después de haber perdido la cuenta de las horas que pasó en la pantalla de su enemigo en el rating.
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Pergolini y Tinelli se ocuparon el uno del otro y en su trabajo de diferenciarse se construyeron como antinomia. Una del orden de Menotti - Bilardo, insaldables perspectivas de lo que cada uno es capaz de ofrecerle a las masas.
Pero a ellos les pasó lo que al fútbol: a las nuevas generaciones no les gusta ir a la cancha y prefieren seguir a su cuadro favorito en la Play. A Woz y al de la cara tatuada no les interesa “ir al bailando”.
Acaso ellos tienen algo para decirles a un montón de chicos que ya no ven la tele y que si alguna vez ojearon la pantalla ven ahí a Mario y Marcelo, como paradoja de aquellos conductores de Todo Por 2 Pesos. Pese a ello o tal vez por ello, se reconvirtieron. Son el presidente de San Lorenzo y el vice de Boca.
Tinelli jugó más fuerte en el fútbol y encontró en la AFA su límite. Ahora vuelve y anunció que su rango de acción estará en la Superliga. Pergolini por primera vez tiene un cargo ejecutivo en el club de la Ribera y si acepta encargarse de la representación Xeneize en el comité ejecutivo dónde se cocina el fútbol grande, volverán a cruzarse en el mismo ámbito.
Otra vez los dos estarán involucrados en productos de consumo masivo. Ambos fueron gerenciadores en otros deportes y ahora sus decisiones impactarán en el fútbol que consumen también los hijos o los nietos de esos que crecieron mirándolos competir en la pantalla. Hay que reconocerlo, los tipos atraviesan culturalmente a varias generaciones y parece que seguirán a través del fútbol.