Falcioni no es el único entrenador con el que Riquelme tuvo problemas. Hace pocos días para sintetizar su gusto fue claro y terminante: “Yo no soy ni menottista, ni bilardista, el más grande de todos es Carlos Bianchi”.
La carrera de Juan Román Riquelme tuvo un común denominador que fue su enfrentamientos con un número importante de entrenadores con los que tuvo convivencias tormentosas y duros cruces.
La historia arrancó con en el 2002 con Oscar Tabárez. Ni bien arrancó el proceso del Maestro, Román le hizo la vida imposible. Enojado con Mauricio Macri por las tratativas que llevaba adelante por su venta a Barcelona, descargó su malhumor contra el entrenador. El punto máximo llegó en un partido por la Copa ante Wanderers de Uruguay, cuando Tabárez lo quiso cuidar el 10 para jugar el domingo el clásico contra River, pero el 10 salió a presionarlo por los medios para jugar, y Román lo consiguió. Después en el partido Román se lesionó y en vez de hacerse atender por el médico se fue al vestuario ignorado al doctor Veiga y al técnico que quería saber lo que tenía. Román no pudo jugar el clásico para Boca por aquella lesión, y el Millo (dirigido por Ramón Díaz) le ganó 3 a 0 a Boca en La Bombonera. Román se fue a mitad de año, y Tabárez respiró.
Su segundo problema lo tuvo en Barcelona con el holandés Louis Van Gaal. La historia empezó cuando el DT lo quiso poner como volante por izquierda, en vez de enganche, y ahí Román estalló. “Riquelme no corre”, dijo Van Gaal y al poco tiempo el Barsa mandó a Riquelme al Villarreal.
Román había llegado a un club ideal. Al poco tiempo se hizo ídolo de los hinchas, pero a la vez se iba desgastando la relación con el chileno Manuel Pellegrini. Primero el DT le negó un permiso especial para pasar las fiestas en Argentina, y a partir de ese instante la situación comenzó a complicarse, tanto que Pellegrini se plantó ante el presidente Roig y le planteó “Riquelme o yo”. El Villarreal optó por el entrenador para mantener la disciplina del club y colgó a Riquelme que llegó a Boca para ser figura y ganar la Libertadores 2007. Después Román debió regresar a España y estuvo fuera del equipo, pero el Coco Basile lo convocaba igualmente para la Selección, hasta que Boca decide desembolsar 12.000.000 de dólares y concretar su regreso.
En Boca tuvo una relación insípida con Miguel Angel Russo, a quien destrato luego que Boca perdiera la final contra Milan del Mundial del Clubes, “nos quedamos con este boludo”, ante la alta posibilidad que Guillermo Barros Schelotto se haga cargo del equipo, chance que evaluó en su momento Pedro Pompilio.
También, y más recientemente, hay que recordar su distanciamiento con Diego Maradona cuando éste era entrenador de la Selección. “No tiene códigos”, dijo de Maradona y renunció al equipo nacional.
Con Ischia en Boca su relación fue normal, al igual que con Claudio Borghi, pero la llegada al club de Julio Falcioni despertó otra vez la incomodidad del 10 que ha tenido una relación tormentosa con el entrenador.
El resumen de su gusto por los entrenadores estuvo en una declaración realizada unos días atrás, cuando dijo, “yo no soy menottista, ni bilardista, el más grande de todos es Carlos Bianchi”.