La actualidad que vive el equipo no le es ajena a los hinchas de San Lorenzo. Es más, ya la conocen y la vienen padeciendo desde hace más de diez años. Llegar a mitad de campeonato sin chances de pelear por el título, es un panorama que se repite torneo a torneo en Boedo como consecuencia directa de la falta de un proyecto futbolístico perdurable. Encima, la carencia de una estructura que fuese más allá de la coyuntura no hizo más que empujar al Ciclón la temporada pasada al borde del descenso y que en la presente todavía lo mantiene preso de los promedios.
Desde hace una década el método equivocado de las distintas comisiones
directivas de San Lorenzo es el de armar un plantel nuevo cada doce
meses, reforzándolo en los libros de pases del verano, contratando
jugadores a préstamo, ya sean del mercado local o del exterior
repatriando futbolistas con escasa continuidad en sus clubes, que muy
rara vez continuaron en el club luego de terminadas sus cesiones
generalmente a causa de sus bajos rendimientos.
Pero esa metodología erronea no solamente es aplicable a los jugadores
sino que también a los directores técnicos que son removidos de sus
cargos casi recurrentemente antes de finalizar sus contratos, como
consecuencia de las malas campañas acumulativas. Las excepciones a la
regla fueron Rubén Insua (campeón Copa Sudamericana) y Ramón Díaz en su
primera etapa en la que salió campeón del Clausura '07, pero en la
segunda no pudo escaparle a la regla al igual que Néstor Gorosito,
Gustavo Alfaro, Héctor Veira, Oscar Ruggeri, Diego Simeone, Miguel Angel
Russo, Omar Asad, Leonardo Madelón y Ricardo Caruso Lombardi.
Tanto recambio de jugadores y de entrenadores es sinónimo inequívoco del
vaciamiento sufrido por San Lorenzo teniendo que encarar económicamente
año tras año contratos onerosos de futbolistas prestados que nunca
formaron parte del patrimonio de la institución y de entrenadores que
nunca renunciaron sino que debieron ser indemnizados en perjuicio de las
finanzas de la institución.
Sin dudas en San Lorenzo ya es hora de cambiar. De establecer
lineamientos sustentables entre el fútbol profesional y el juvenil para
que pibes como, por ejemplo, Matías Catalán, Cristian González Blanco,
Leonardo Navarro, Angel Correa, Héctor Villalba y Rodrigo Contreras sean
promovidos al equipo de Primera para evitar la compra innecesaria de
"figuritas" caras y que pocas veces rinden de acuerdo a las
expectativas. Además, esa es la mejor forma de potenciar la economía del
club aumentando su patrimonio.