El defensor cometió
una falla grosera, que permitió el gol de Bolivia. La gente lo silbó y su titularidad está en tela de juicio. Se fue con los ojos llorosos del Monumental que lo vio nacer.
Hace tiempo que viene mal, que no levanta. De caída en caída, de golpe en golpe. Del Mundial 2010 hasta acá, Martín Demichelis ha mostrado más dudas que certezas y ayer, en el encuentro por eliminatorias frente a Bolivia, volvió a estar en el ojo de la tormenta por otro error grosero que le costó caro a la Selección argentina. Uno muy similar al que tuvo en el triunfo frente a Corea en Sudáfrica. El defensor se confió -como de costumbre- en una salida y su macana terminó una vez en gol. Esta vez, Martins se la robó en el vértice del área, luego gambeteó a Burdisso y a él, y fusiló a Romero. ¡Golazo!. La cara de frustración de Demichelis en ese momento, sintetizó sus sensaciones. La mirada al piso, lo dijo todo. Encima, cuando el partido llegó a su fin con el 1 a 1, la gente no le perdonó la equivocación en el tanto boliviano y lo despidió con silbidos que calaron muy hondo. Hasta las lágrimas. Tras el partido en el Monumental, Demichelis se fue sin realizar declaraciones y con la cara destrozada de la tristeza (ojos rojos, vidriosos, como si hubiese estando llorando en el vestuario). Para colmo, es probable que ante Colombia pierda el puesto. A Demichelis hace rato que lo persiguen las malas. Su bajo nivel en el Mundial lo condenó, y todavía no pudo recuperarse. El comienzo de la Eliminatoria fue pésimo para él. Se perdió el debut porque sufrió un golpe en la cabeza en una práctica -chocó con Rojo- y terminó en el hospital por precaución. Y ayer, que tenía la oportunidad de volver a demostrar sus condiciones, volvió a cometer un yerro grosero que costó un gol y otra vez su presencia en el equipo es discutida. El DT, Alejandro Sabella, no lo quiso matar y sólo dijo: “Demichelis cometió un error que nos costó el gol y está compungido”. Pero la gente dio su veredicto en el Monumental: No le perdonó el pecado y lo silbó a full. Está claro que las Eliminatorias arrancaron torcidas para el actual jugador del Málaga. Lejos están aquellos tiempos en que era figura del Bayern Münich y un indiscutido en la Selección.
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