Franco Armani, el arquero al que apostó Gallardo para ir por la Libertadores, es un batallador del fútbol y la vida. Todo fue a pulmón en su carrera, que empezó en el Ascenso y hoy lo encuentra cumpliendo el sueño de llegar a River.

Cuando en junio del 2010 Franco Armani bajó del avión que lo llevó desde Ezeiza hasta el Aeropuerto Internacional José María Cardova, de Medellín (Colombia), ningún medio lo recibió en la zona de arribos. A lo sumo el típico hombre de saco y corbata con un cartel que tenía escrito su nombre y apellido. Con una valija llena de ilusiones, dado que ni en Estudiantes ni Ferro tuvo chances para brillar, el arquero casildense proveniente de un ascendido Deportivo Merlo pisó las instalaciones de Atlético Nacional sin saber que esa institución, de la cual se ha convertido en histórico ídolo, sería el paso previo a cumplir su sueño: “Llegar al club más grande de Argentina, River”.

Acostumbrado a tener que pelearla con los guantes puestos, como por ejemplo en Estudiantes donde estuvo muy tapado debido a Mariano Andújar, Armani mostró una fuerte convicción bajo los tres palos desde pequeño cuando su hermano mayor, delantero, lo obligaba a ponerse entre los montoncito de ropa y terminar con las rodillas raspadas.

Cuestión de decisiones, de apuestas. Así fue como, cansado de ver a sus compañeros desde un costado de la cancha, cautivó la mirada del técnico Felipe De La Riva quien lo llevó al ascenso con Deportivo Merlo y a Franco, únicamente, le interesaba jugar. “Cuando lo llamé me preguntó si iba a ser titular. Le dije que lo vi en unos amistosos de preparación, pero que la titularidad se la tenía que ganar. No me defraudó y cuando le di la chance de atajar se adueñó del arco”, contó Felipe de la Riva en diálogo con DIARIO POPULAR, el DT que lo vio empezar a consolidarse y crecer en el Deportivo Merlo, club en el que logró ascender de la B Metro a la B Nacional ganando una promoción en la temporada 2008/09, pero ni que por asomo imaginaba este presente como arquero del millonario.

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En 2012 tras varios meses sin acción en el equipo más ganador en la historia de Colombia, Atlético Nacional, Armani pensó seriamente en volver a la Argentina, pero antes de armar las maletas para volver a Deportivo Merlo se rompió los ligamentos cruzados en un cotejo. ¿Mala suerte o señal divina? Recuperándose en Medellín, el uno no sólo se hizo más fuerte de la cabeza sino que se acercó más a la religión, donde hasta hoy mantiene contacto con el pastor de la ciudad. Incluso, en una cita con un medio, su difunta abuela le dijo que no afloje porque las buenas ya iban a llegar.

Finalmente Colombia le terminó abriendo los brazos de par en par para abrazarlo, especialmente el club que casi lo deja ir. Casado con la antioqueña Daniel Rendón, el pasado viernes ante más de treinta mil hinchas el Atanasio Girardot fue una verdadera fiesta. Cobijado una canción que le hicieron los hinchas, “Se llama Franco Armani es argentino / En ídolo verdolaga se ha convertido / Se quedará por siempre en nuestra historia / El no quiere la plata quiere la gloria / La hinchada a vos te agradece toda la entrega y pasión / Sos un grande Franco Armani te llevamos en el corazón”, Franco Armani, con 31 años, le dijo “hasta luego” a Atlético Nacional pues lo espera River, “el club más grande de Argentina”. Y además el discípulo del histórico 1 colombiano René Higuita sabe que buenos papeles en el Millo, en un año Mundial, pueden abrirle las puertas de la Selección Argentina.

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