Hay que tener en cuenta los muebles, los colores y la distribución del lugar para lograr un ambiente equilibrado.
La iluminación del hogar no sólo tiene un impacto en la estética del mismo, sino también en el confort, el estado de ánimo e incluso la funcionalidad de cada espacio. Y aunque muchas veces se elige una lámpara sólo porque “queda linda”, hay que tener en cuenta los muebles, los colores y la distribución del lugar para lograr un ambiente equilibrado.
Por ejemplo, no es lo mismo iluminar un living con sillones grandes y oscuros que uno con muebles claros y minimalistas. Lo mismo con las fuentes de luz, no es cuestión de colocar una lámpara de techo y listo. Hoy en día, más allá de iluminar, las lámparas colgantes se usan para definir sectores dentro de un mismo ambiente o sumar un toque decorativo.
En esta nota, te contamos cómo combinar las luces y los muebles para que tu casa se vea bien y se sienta mejor, sea cual sea tu estilo de decoración.
La iluminación se ve afectada por cada objeto presente en el ambiente. Para ser más específico, una superficie de vidrio refleja, un mueble oscuro absorbe más iluminación que uno claro, una estantería puede generar sombras y un sofá de pana puede cambiar la calidez del entorno. Por eso, para que la iluminación sea la correcta, la elección de las luces y los muebles no pueden ir por separado.
Además, el uso que le des al espacio también influye: no es lo mismo iluminar la cocina, donde necesitás ver con claridad, que un dormitorio, donde por lo general se busca una atmósfera más íntima y relajada.
Antes de meternos en la relación entre luz y muebles, es importante conocer los cuatro tipos principales de iluminación que existen para el hogar:
Es la luz principal del ambiente. Suele venir del techo y estar distribuida de forma pareja para que todo el espacio quede bien iluminado.
Es la luz que se utiliza para tareas específicas como cocinar, leer o maquillarse. Puede estar en forma de lámparas de pie, lámparas de escritorio o apliques dirigidos.
Es la luz que tiene por objetivo crear una atmósfera, dar calidez o acentuar un lugar, como las luces tenues, tiras LED, lámparas con dimmer o veladores suaves.
Es la que sirve para destacar objetos, texturas o muebles, como una vitrina con luz interior o una obra de arte iluminada desde arriba.
Por supuesto, para iluminar correctamente un hogar es necesario combinar estos tipos de luz según los muebles y la función de cada espacio.
La regla de la iluminación 5:7 es un truco muy útil que recomiendan los decoradores de interiores, para evitar llenar de lámparas cada rincón. Se trata de usar entre cinco y siete puntos de luz por ambiente, mezclando distintos tipos (general, puntual, decorativa, etc.) para lograr un equilibrio entre zonas iluminadas y otras más suaves.
Por ejemplo, para lograr calidez y profundidad visual en un living podés combinar una luz de techo central, una lámpara de pie al lado del sillón, una lámpara de mesa sobre un mueble auxiliar y una tira LED en una repisa o una luz decorativa sobre un cuadro.
Antes de elegir lámparas o mover muebles, es importante pensar qué función cumple cada lugar de tu casa y qué estilo tienen sus muebles principales. Algunas claves para lograr la mejor iluminación según el tipo de ambiente y su mobiliario incluyen:
El living suele ser uno de los espacios más usados de la casa, ya sea para ver tele, charlar, leer, relajarse. Si tenés sillones grandes o de colores oscuros, lo ideal es contar con una luz general potente, como una lámpara de techo, y complementar con lámparas de pie o de mesa con luz cálida.
Si tu living es chico o tenés muebles claros, podés jugar un poco más con la luz ambiental o decorativa para crear un clima acogedor sin sobrecargar.
El mueble a resaltar acá es la mesa y para eso lo mejor son las lámparas colgantes centradas y a baja altura (unos 70 cm sobre la mesa), que además aportan estilo. En cuanto al tono, este depende del color de tus muebles. Si son de madera clara, una luz cálida realza las vetas; si son oscuros o de vidrio, la luz blanca o neutra aporta equilibrio.
En la cocina una buena luz de techo general es fundamental, pero también conviene sumar iluminación puntual sobre la mesada o el anafe, con apliques o tiras LED debajo de los muebles para mayor funcionalidad.
La luz principal puede ser un plafón o colgante con difusor. Pero lo más importante en el dormitorio son las luces auxiliares al lado de la cama: veladores o apliques dirigidos, con bombitas cálidas y no demasiado potentes, para generar un entorno propicio para el descanso.
Si tenés un respaldo o muebles grandes, evitá las luces muy altas o muy frías: pueden generar sombras incómodas o hacer que el espacio se vea más chico.
- No todos los ambientes necesitan la misma cantidad de luz: elegí según el tamaño, color y disposición de tus muebles.
- La altura importa: una lámpara colgante baja sobre una mesa se ve espectacular, pero si está sobre una zona muy concurrida o de paso, puede resultar incómoda.
- Evitá reflejos molestos: tené en cuenta los espejos, los muebles con vidrios o pantallas de televisor.
- Jugá con lámparas de pie o de mesa: son fáciles de mover y permiten transformar un espacio sin hacer reformas.
- No te olvides del consumo energético: hoy hay bombitas LED con tonos cálidos o fríos que consumen poco y duran mucho.
La combinación entre iluminación y color también afecta el resultado final. Si tenés muebles en tonos beige, blanco o madera clara, las luces cálidas le van a dar más armonía a tu hogar. En cambio, si tenés muebles grises, negros o azul oscuro, conviene usar luz neutra (o blanca) para evitar que el ambiente se vea apagado.
A la hora de decorar o renovar un ambiente, es muy común dejar la iluminación para el final. Pero la luz no es un complemento, sino una parte fundamental en la decoración y percepción de cada espacio.
Al comprender que los muebles afectan la luz, y que la luz puede transformar un mueble, vas a lograr un hogar más armónico, funcional y agradable.
Y no hace falta hacer grandes reformas ni invertir una fortuna: con muebles bien ubicados, un par de lámparas colgantes estratégicas y un poco de planificación, cualquier rincón puede transformarse en un espacio más cómodo, cálido y funcional.