
Y es que sobre el mediodía, las amenazas de los oscuros nubarrones que tenían cercado el paisaje marplatense, se cumplieron: la lluvia dijo presente, con insistencia primero y características de diluvio un poco después.
Las páginas de internet especializadas daban cuenta de una marcada mejoría para las horas de la tarde; muchas coincidían en que, a partir de las 16, la cosa se iba a poner más linda, incluso, con el sol brillando de nuevo en el cielo. Pero eso no ocurrió nunca; es más, algunos minutos después de las 16, volvió a llover y de manera copiosa.
Pero no sólo la lluvia fue ingrediente que agrió la jornada; la temperatura fue muy baja con la que la jornada, además de gris, fue destemplada. La máxima no llegó a los 20 grados y, a las 17, cuando en los verdaderos días de verano la playa explota, el termómetro se clavó en los 16,8 con lo que el fastidio de apoderó de todos.
Muchos habían llegado ayer, en el marco del inicio de la semana y la renovación de la quincena que sigue nutriendo de turistas a la ciudad. Pero todos se quedaron con las ganas de disfrutar del verano. Apenas algunos grupos de jóvenes se animaron a llegar hasta la vecindad del mar para aprovechar la soledad que reinaba en la arena y armar entusiastas partidos de fútbol. los demás, debieron recurrir a planes alternativos, como paseos por el Puerto y el centro.
'Yo me quedo durmiendo', dijo Sergio, otro recién llegado desde Ramos Mejía, quien no pudo estrenar sus bermudas celestes; Nahuel y Juan Martín, lo acompañaron en la extensa siesta. La única buena noticia que tuvieron los veraneantes pasaba por la respuesta de los encargados, taxistas y residentes, quienes aseguraban que el martes iba a ser mucho mejor.