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El clima húmedo, un duro golpe para los damnificados que buscan secar todo lo dañado por el agua. El municipio continuó con la asistencia a los cerca de 25 mil afectados con comida y agua.
En Virrey del Pino, González Catán y Gregorio de Laferrere, las ciudades más afectadas por las inundaciones, el agua comenzó a descender ayer, y se inició el lento regreso a los hogares de los más de 5 mil vecinos que debieron abandonarlos ante el riesgo que significaba permanecer en los mismos.
La continuidad del clima húmedo y las precipitaciones constituye un duro golpe para quienes vuelven con la prioridad de poner a secar todo lo que fue afectado por el agua: ropa en general, colchones, frazadas y sábanas.
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La municipalidad continuó con la asistencia a los evacuados y a cerca de 20 mil personas que optaron por permanecer en sus casas, en zonas anegadas, entregándoles medicamentos, raciones de comida caliente elaboradas en las cocinas de campaña que se han ido estableciendo en lugares estratégicos para favorecer la logística y acelerar la distribución, ropa de abrigo seca, pañales, agua potable, colchones, frazadas y productos para la higiene personal.
La magnitud de la inundación que castigó al distrito -una de las más importantes de los últimos años- quedó reflejada en el hecho de que cinco familias de efectivos del cuartel Virrey del Pino de Bomberos Voluntarios de La Matanza -que aportó todos sus recursos- debieron ser evacuadas.
Y pese a que se estableció un operativo de seguridad, hubo algunos robos. Olga Parraz, a cargo del merendero Piecitos Mojados, aseguró que en su barrio, La Palangana de Laferrere, los delincuentes "usaron caballos" para sustraer lo poco de valor que había quedado a salvo del agua en las viviendas.
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