Los carriles exclusivos se convierten en espacios donde ocurren accidentes por la irresponsabilidad de los conductores particulares y la falta de controles. Desde la Secretaría de Transporte aseguran que se disponen "40 agentes por día", aunque los choferes de colectivos coinciden en que "no hay nadie". En lo que va del año se registraron casi 70 mil infracciones

“Acá no sabés lo que es. Todo el día es así. Te subís al colectivo y se te cruzan motos, autos, ambulancias… de todo”. Mientras se queja, Santiago Cristian Gómez observa fotos en su celular. Las pasa una a una y les agrega historias del momento. Algunas son registros de infracciones: camiones que bloquean el carril, micros escolares en el camino, ambulancias sin sirena. Muchas más de accidentes fatales: cuerpos sobre el pavimento, vidrios destrozados, sangre en la senda peatonal. “Mirá cómo quedó éste. De atrás lo chupó el colectivo”, “estos dos pegaron contra el parabrisas”, “este pobre pibe se murió ahí”, relata.

El delegado de la línea 34 dice que los choferes del Metrobús de la avenida Juan B. Justo, el primero en inaugurarse en la Ciudad de Buenos Aires, son víctimas de las imprudencias de los conductores de vehículos particulares que provocan siniestros durante toda la semana y la falta de controles de agentes de tránsito. La problemática también se extiende a gran parte de la red de este tipo de carriles exclusivos que teje a la urbe desde 2011.

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El objetivo primordial de crearle a los colectivos un espacio único en común que lo diferencie del resto de los vehículos fue el ahorro de tiempo de viaje y ordenamiento del tránsito. Si bien pasajeros, choferes y estadísticas de la Secretaría de Transporte coinciden en que las frecuencias mejoraron notablemente con la incursión de esta red, las discrepancias comienzan cuando se enfatiza en el respeto de esos carriles preferenciales por parte de los particulares.

A excepción del Metrobús que recorre la Autopista 25 de Mayo y cuenta con paredones en paralelo durante todo ese trayecto, DIARIO POPULAR consultó a varios colectiveros que transitan por los seis corredores. La experiencia de éstos determinó que hay una media y una queja que se reitera: “Es tierra de nadie a cualquier hora”.

Rubén Ruiz, delegado y chofer de la línea 47, recorre el Metrobús del Sur, el más largo de la Ciudad con 23 kilómetros totales de extensión y con dos corredores en Coronel Roca y Fernández de la Cruz. “Lo que siempre se ven son las motos. Se mandan, no respetan nada”, resalta, y agrega que el problema, al menos en Roca, también está en que los conductores de los autos desconocen los giros: “Doblan y les aparece el colectivo”.

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Sobre el Metrobús de la avenida San Martín, Diego Rodríguez, de la 105, afirma que “en la avenida Chorroarín y San Martín, apenas se pasa el puente, todo el tiempo hay camiones de carga”. Prefiere obviar a los motociclistas porque “ya es común que se metan entre los colectivos”.

Desde la oficina de Estadística Siniestral de la Empresa de Transporte América, que posee al 105, sentencian: “Cada tres meses hay un siniestro que es grave. Varios de ellos se producen en el giro de Jonte y Donato Álvarez”. Cada unidad de la compañía tiene cámaras que registran los movimientos en torno al coche. En las filmaciones se ven muchas ambulancias que cruzan sin tener la sirena encendida, una infracción que los choferes consideran como “clásica”.

“Vos ves los tipos que pasan y te da una re bronca. Encima, muchos ponen la sirena y van tomando mate. Ahí sabés que es mentira, que no es una emergencia”, critica Cristian Gómez, quien acostumbrado a este tipo de maniobras dice tener horarios detallados para que los inspectores labren multas: “Por ejemplo, en Helguera, a la mañana, siempre pasa un bondi escolar. Nosotros ya lo sabemos”.

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Desde el organismo a cargo de Juan José Méndez afirman que diariamente se desarrolla un despliegue de agentes para controlar los corredores: “A diario se disponen alrededor de hasta 40 Agentes de Tránsito por turno por corredor -dependiendo la extensión- para controlar la correcta circulación de vehículos en las distintas trazas”.

A pesar de lo que la Secretaría afirma, en todos los carriles en lo que va del año se registraron unas 66.624 infracciones por “invasión, giro prohibido, velocidad, luz roja, entre otras”. Entonces, el número le otorga credibilidad a lo que afirman los choferes con respecto a los controles.

Gustavo Páez, de la línea 22, debe maniobrar por el último inaugurado, el Metrobús del Bajo. “El recorrido es transitable. Sin dudas nos ayuda mucho el carril y hay controles todo el tiempo, pero es un caos cuando hay machas y cortes en Plaza de Mayo. Ahí empezás a ver motos, autos, taxis”, detalla.

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Por el lado de Celestino Sosa, de la 152, que va por el Metrobús del Norte, y Diego Iglesias, director de la Línea 10 S.A., cuyas unidades pasan de punta a punta por el Metrobús de la avenida 9 de Julio, aparece un gran contraste.

“Te diría hasta que está saturado de policías”, expresa Iglesias, en coincidencia con los demás consultados. Cree que las paredes de hormigón de esos carriles funcionan como un muro. “Más o menos cada tres dársenas hay un control”. Sosa dice que por Avenida Cabildo “el único problema está en los peatones, que confunden el semáforo que está bajo el puente Saavedra”.

La Red de Metrobús propone que el tránsito en la Ciudad sea ágil y seguro. Mientras tanto, algunos choferes analizan una protesta para exigir ser escuchados y demostrar que no hay controles.

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