Una fiscal pidió que se condene a cuatro años de prisión por “homicidio culposo”, al joven Pablo García, hijo del periodista Eduardo Aliverti, en el juicio que afrontar por haber atropellado a un ciclista mientras circulaba por la autopista Panamericana en la madrugada del 16 de febrero de 2013, en tanto una de las querellas reclamó 15 años de cárcel, al considerarlo culpable del delito de “homicidio simple”.
‘García sabía que manejaba alcoholizado y podía matar a una persona’, dijo Rubén Fernández, abogado de la esposa de la víctima, Reinaldo Rodas, que solicitó 15 años de prisión para García por el “homicidio simple con dolo eventual”.
El abogado que representa a una parte de la querella consideró en su alegato que no se trató de un accidente, sino que ‘fue un hecho criminoso’ y responsabilizó a García por tener ‘una conducta de indiferencia del resultado de su acción’. ‘Tuvo claras intenciones de quitarle la vida a Reinaldo Rodas’, aseguró el letrado.
Tras calificar al acusado como una persona ‘egocéntrica’ de ‘rasgos psicopáticos’, el abogado Fernández sostuvo que el joven sabía que la noche previa al siniestro vial, iba a tomar en exceso, por lo que evitó llevar a la fiesta a la que concurrió a su esposa, por entonces embarazada. En la audiencia, la viuda de Roda, estuvo acompañada por su hijo Rodrigo, quien ayer cumplió 18 años y en caso de haber alcanzado la mayoría de edad antes del inicio del juicio, hubiera podido formar parte de una querella distinta a la de su madre, cuyo abogado pidió una probation a cambio de la suma de 330.000 pesos, con la que el chico dijo “no sentirse representado”.
‘Siento mucha impotencia. Había días que mi papá sacaba comida de su plato para dármela a mí’, expresó el joven, agregando que “el chabón no tuvo los huevos, para pedirme perdón, ahora que tenga los huevos para ir a la cárcel’, dijo, en relación a Pablo García.
El trámite judicial proseguirá con el alegato de una segunda querella que representa a los hermanos de la víctima y el de la defensa de García, que pedirá su absolución por considerar que no pudo probarse que manejaba alcoholizado, pero sí que Rodas circulaba por el segundo carril de la Panamericana, donde está prohibida la tracción a sangre, sin utilizar señales refractarias que permitieran verlo a distancia.
Rodas atravesó el parabrisas del vehículo tras ser atropellado por García y cayó muerto en el asiento del acompañante, tras lo cual el conductor manejó 17 kilómetros con el cuerpo de la víctima al lado, hasta que fue detenido al llegar a la estación de peaje.
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