Los nazis y la Masonería buscaron el Santo Grial en las Sierras de Córdoba. Y hay indicios de la posible presencia de Parsifal, uno de los caballeros del Rey Arturo, en esa provincia. La investigación de Antonio Las Heras.

En mi primer ascenso al Cerro Uritorco (la montaña más alta – 1.987 metros – de la cadena delas Sierras Chicas, Valle de Punilla, provincia de Córdoba), hace de esto décadas, tuve la oportunidad de escuchar –por primera vez y de boca de mi guía– el hecho de que el Santo Grial se encontrara a buen resguardo en sitio desconocido del interior de aquel cerro.

En posteriores viajes y expediciones comprobamos que algunas laderas del Uritorco tienen cavernas y grutas de origen natural. Varias de un tamaño tal que una persona puede ingresar erguida sin dificultades. Ya dentro se observan derrumbes cuyos escombros impiden el acceso a mayores profundidades.

Sobre la complejidad y envergadura de las mismas habla a las claras la cantidad de gente que se ha extraviado y nunca hubieran regresado sin recibir auxilio. Los hay también quienes regresaron por sus propios medios tras varios días de ausencia contando la asombrosa historia de una ciudad intraterrena habitada por seres espirituales.

A la vez, pude constatar la existencia de pinturas rupestres (usando colores blanco, rojo y negro, coincidentes con los del Temple) así como petroglifos que muestran círculos concéntricos, signos rúnicos, cruces del tipo esvástica y hasta el hallazgo de una cruz de tres travesaños, la denominada cruz papal. Mucho de todo este material ha de haberse perdido con los siglos víctima de las inclemencias climáticas. Han subsistido sobre todo las pinturas protegidas por aleros naturales o en el interior de cavernas y grutas que fueron habitadas por un pueblo originario, los comechingones.

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¿Parsifal en las Sierras de Córdoba?

¿Será, acaso, en uno de esos sitios donde yacen los restos mortales de Parsifal –uno de los integrantes de la Mesa Redonda del rey Arturo– fallecido cumpliendo la misión de proteger al Santo Grial de manos malignas?

Cómo sea, la pregunta es ¿de qué manera llegó el Grial hasta las entrañas del cerro más misterioso, místico y publicitado de la Argentina?

El reconocido antropólogo Guillermo Terrera –fallecido en 1998 y que dictara clases magistrales en el Instituto Humanístico de Buenos Aires, del que fui cofundador y presidente ofrece una respuesta en su libro “Antropología Metafísica” : “…es sabido que el caballero Parsifal –custodio insobornable del Vaso Sagrado– viajó con él y con la Cruz Templaria, partiendo del puerto de La Rochelle hacia 1170, con el objeto de depositar el Santo Grial… en la cordillera de Viaraba. Esta cordillera, así denominada por aquel entonces, especialmente por el minnesinger germano Wolfram von Eschenbach en su inmortal poema Parsifal, es conocida actualmente como Sierras Chicas donde se eleva el sagrado cerro Uritorco”.

Los escritores del medioevo, empezando por el francés Chrétien de Troyes (circa 1180), en sus relatos poéticos entramaron el Grial con el Rey Arturo, los Caballeros de la Mesa Redonda; en particular Lancelot, Gawain y Parsifal. De ese mismo tiempo es el bardo alemán von Eschenbach quien escribe su “Parsifal” entre 1150 y 1170, relatando allí la historia de este caballero al que se le asigna la custodia del Cáliz Sagrado (en estas versiones vinculadas al Templarismo el Grial es la copa donde José de Arimatea – miembro del Zanehedrin, hermano carnal de Jesús y hombre de negocios– recoge la sangre que mana del Nazareno cuando el centurión Longinus atraviesa su costado con una lanza; aunque también hay quienes sostienen que se trata del plato o bien de la copa usadas por Jesús durante la Ultima Cena) y, para ello, deja Europa navegando por el Atlántico hacia “Argentum”.

Dice el poema: “En qué lejana cordillera podrá encontrar a la escondida... Sobre la montaña del Sol con su triángulo de luz surge la presencia negra del Bastón Austral, en la Armónica antigua que en el sur está. Sólo Parsifal, el ángel, por los mares irá con los tres caballeros del número impar, en la Nave Sagrada y con el Vaso del Santo Grial, por el Atlántico Océano un largo viaje realizará hasta las puertas secretas de un silencioso país que Argentum se llama y siempre será”.

¿Cómo es posible que estén aquí los nombres con los cuales se bautizará –siglos más tarde– a un continente (Armórica/América) así como a un país (Argentum/Argentina)?

Si se quiere aumentar el misterio, tengamos en cuenta que Parsifal tiene su origen en una palabra del antiguo idioma sánscrito, para designar al "Hombre de Persia". Y aquellos magos venidos del Oriente que los Evangelios refieren fueron en busca del Niño Jesús no eran otra cosa que sabios sacerdotes astrólogos y magos persas.

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Los nazis buscaron el Santo Grial en Córdoba

Es conocido que, durante el apogeo del nazismo, varias expediciones de científicos y militares alemanes –probablemente pertenecientes a la sección Ahnenerbe de las Schutzstaffel SS– recorrieron la región procurando el Grial. Lo que llevaría a pensar que más que una simple leyenda repetida en el tiempo existía alguna certeza sobre esta posibilidad.

También hay que señalar que, a fines del Siglo XX, se sumaron a la búsqueda miembros de ordenes neotemplarias. Ambos hechos son bastante conocidos por los interesados en el tema.

La Masonería en el Uritorco

Pero, lo que hasta hoy se mantuvo en secreto es que también la Masonería estuvo tras el Santo Grial en el Uritorco y sus cercanías. El destacado actor y Venerable Maestro (presidente de Logia) Enrique Muiño inclusive tuvo una casa de su propiedad en las afueras de Capilla del Monte. La visité en uno de mis viajes. Luego quedó –como tantas otras cosas valiosas – cubierta por las aguas de un lago artificial.

Enrique Muiño caracterizado como Domingo F. Sarmiento

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Hermanos masones, en particular ingleses que llegaban a la Argentina para trabajar en los ferrocarriles, conocedores profundos de estos temas, también decidieron ir en busca de la Copa Sagrada para evitar que los nazis la obtuvieran primero. Estos hechos han permanecido en secreto.

También, alguna vez, habrá que ocuparse en conocer por qué una de las primeras logias que funcionó en Buenos Aires (fundada en 1795) se llamó “San Juan de Jerusalén de la felicidad de esta parte de América” fundada por el Maestro Masón portugués Juan Silvade Cordeiro.

El historiador Alcibíades Lappas, quien fuera Gran Secretario de la Gran Logia de la Argentina, opina que “felicidad” es indicativo de que se trataba de una logia que perseguía la Independencia de estas tierras. Empero, “felicidad” también tiene una lectura trascendente, espiritual; una Independencia que está más allá de lo terreno…

Esta denominación, a su vez, tiene gran similitud con la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén muy relacionada con los Templarios.

Pero mucho más extraño será tomar conocimiento que, también a fines del siglo XVIII e inicios del XIX, existió en Buenos Aires una logia –aparentemente masónica –cuyo nombre fue “Orden de los Sublimes Caballeros Templarios.” ¿Qué hacía en esta parte del mundo un taller iniciático con semejante nombre? ¿A qué “caballeros templarios” se refiere? Hasta hoy no ha habido respuestas definitivas.

Otro dato que no ha sido tomado en cuenta es que, para comienzos del Siglo XX, había en la Argentina numerosos seguidores de la doctrina teosófica debida a Helena Petrovna Blavatsky. Entre ellos Leopoldo Lugones nacido y criado en la localidad cordobesa de Villa de María del Río Seco. Fue la amistad entre Lugones y Albert Einstein la que hizo que cuando el físico visitó Argentina viajara a Córdoba para instalarse en el Hotel Edén.

Siendo inexplicable tanto qué fue a hacer a ese lugar próximo a Capilla del Monte como el hecho de que residiera en un hospedaje conocida propiedad de nazis y usualmente ocupado por nazis y sus simpatizantes.

Ocurre que tenemos datos que determinan lo siguiente:

1) Los teósofos estuvieron interesados –al menos en la Argentina– por descubrir antiguas reliquias religiosas a cuya posesión se atribuyen poderes especiales.

2) Muchos de tales adeptos a la propuesta de Madame Blavatsky constituyeron logias mixtas (varones y mujeres) de una orden creada en Francia a mediados del Siglo XIX. Trabajaron en forma más que discreta –esto es, casi desapercibidos– interesándose por cuestiones trascendentes.

3) Hay evidencias de que masones y teósofos frecuentaron el Valle de Punilla.

Al momento de escribir este trabajo, todo hace pensar que el Grial no fue hallado. Aún no que hallado… Si es que está en las entrañas del Uritorco. O si es que fue ocultado allí durante una época y, luego, trasladado a otro sitio más inaccesible.

Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social, filósofo y escritor. Su libro más reciente es “BELGRANO Y LA MASONERÍA” publicado por Grupo Argentinidad. e mail: [email protected]

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