Un ciudadano afgano le cortó la nariz a su esposa en medio de una disputa en una remota provincia de Afganistán y para huir de la policía se unió a los talibanes, indicaron las autoridades.
Mohammad Khan, de 25 años, no tenía antecedentes policiales ni vínculos conocidos con los talibanes, pero regularmente le pegaba a su mujer Reza Gul, de 20 años, explicó Ahmad Javed, portavoz del gobernador de la provincia de Reza Gul, noreste de Afganistán.
El domingo pasado, en medio de una disputa, "Khan quiso matar a su mujer, pero el arma se atascó, por lo cual empuñó un cuchillo y le cortó la nariz", explicó el portavoz que relató lo ocurrido en el domicilio.
La cruel agresión tuvo lugar en la localidad de Char Char, situada en una zona controlada por los talibanes, a los cuales recurrió para esconderse de la policía.
"Visité a Reza Gul en el hospital. Su nariz está totalmente seccionada, no se la puede curar en Afganistán", declaró Javed.
Fawzia Salimi, director de hospital en Maymana, capital de la provincia de Faryab, dijo que intentaba conseguir transporte para trasladar a Gul a Turquía y que recibiera mejor tratamiento.
Este trágico acontecimiento ilustra el martirio que viven las mujeres en Afganistán, una sociedad muy patriarcal.
La violencia doméstica está muy extendida en Afganistán, donde con frecuencia se les niegan a las mujeres derechos constitucionales.
De alguna forma la violencia también se ha arraigado en la sociedad afgana después de 40 años de guerra. La atención a la salud mental es casi inexistente y hay pocas opciones para una población traumatizada.
Hafizullah Fetrat, director de la comisión de derechos humanos de la provincia de Fayrab, dijo que la violencia en la zona aumentó alrededor de un 30% el año pasado.
"No es sólo en Faryab, es en todo el norte del país: pobreza, desempleo elevado ignorancia en relación al matrimonio", dijo el funcionario.
Faryab hace frontera con Turkmenistán y es una de las regiones más pobres de Afganistán, con mucha gente dependiendo de las entregas de despensas gubernamentales. La corrupción también está extendida y muchos habitantes se quejan de que los funcionarios se roban los fondos de apoyo.
Cortarles la nariz a las mujeres no es algo inaudito en Afganistán y como sucede con la mayoría de los abusos, es probable que suceda con más frecuencia de lo que se sabe.
En 2010, el caso de Aisha Mohammadzai conmocionó al mundo cuando apareció en la portada de la revista Time sin nariz.
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