La explosión fortuita, dos noches atrás, en una casa del municipio catalán de Alcanar frustró un atentado mucho mayor en Barcelona. En realidad, los yihadistas que perpetraron los ataques del jueves, con un saldo de 14 muertos y más de un centenar de heridos, “llevaban meses planeando un atentado” que nada tenía que ver con una camioneta atropellando gente por Las Ramblas de la ciudad condal.
En esa vivienda de la provincia de Tarragona que sirvió como base de operaciones para idear los atentados, los terroristas manipulaban varias garrafas de gas. Cuando explotaron, los radicales debieron actuar de forma desesperada e improvisada.
“La explosión hizo que ya no contaran con el material necesario para preparar atentados de mayor alcance en Barcelona”, explicó el comisario jefe de los Mossos d’Esquadra (policía catalana), Josep Lluís Trapero.
Si bien por el momento no trascendió la identidad del conductor de la camioneta que causó el atentado en Barcelona, recientemente se conoció que fue abatido por la policía catalana en el tiroteo de Cambrils.
Además de los cinco yihadistas muertos y del que falleció en la explosión de Alcanar, la Policía detuvo a otros cuatro sospechosos de pertenecer al mismo grupo. De esos cuatro detenidos, tres son de origen marroquí y uno nació en la ciudad española de Melilla. Algunos de ellos poseían antecedentes por delitos comunes y tenían 21, 27, 28 y 34 años, respectivamente.
Los cinco abatidos en Cambrils llevaban cinturones con explosivos que resultaron ser simulados, según el uniformado.