La ceremonia tuvo lugar en la capital canadiense de Ottawa, donde la ministra de Relaciones Exteriores, Mélanie Joly, recibió a su homólogo danés, Jeppe Kofod, para establecer la división del territorio insular en partes iguales, siguiendo el recorrido de una grieta natural que lo atraviesa longitudinalmente en dirección norte-sur.
"Este es realmente un día histórico. Hemos discutido la soberanía sobre Tartupaluk [nombre en lengua inuit de la isla] durante más de 50 años. Tras intensas negociaciones en los últimos años, hemos llegado a una solución. Nuestros esfuerzos demuestran el firme compromiso común de resolver pacíficamente las disputas internacionales", afirmó la ministra Joly.
La isla Hans está deshabitada y no tiene vegetación ni fauna. Sin embargo, posee un significado tradicional, simbólico e histórico para las poblaciones indígenas de la zona, quienes fueron consultadas durante las negociaciones.
Con este acuerdo se garantiza la continuidad del acceso y la libertad de movimiento en la totalidad de la isla para todas esas comunidades.
La isla Hans es un territorio ubicado en el borde del océano Ártico, precisamente en el estrecho de Nares, que no posee ningún atractivo. No cuenta con recursos naturales, vegetación, animales o personas.
La disputa por la propiedad de este pequeño territorio se remonta a 1973, cuando ambos países negociaban una frontera marítima y decidieron no incluirla y dejar ese asunto para el futuro.
En 1984, un ministro danés que visitó el islote colocó una bandera de su país y una placa que decía "Bienvenidos a esta isla danesa", dejando así mismo una botella del aguardiente nacional más popular.
Los canadienses quitaron la bandera y colocaron la suya junto a un whisky canadiense. Desde entonces, la reyerta se conoce como "Guerra del whisky" y generó una tradición en la que canadienses y daneses han repetido el gesto de intercambio de banderas y botellas de alcohol en cuanto la cuestión continuaba sin resolverse.
En 1933 la Corte Permanente de Justicia Internacional dio una sentencia en la que el territorio de Groenlandia sería dominio de Dinamarca. Los daneses reclamaron dentro de este territorio a la isla Hans, pero Canadá también reclamó su dominio.
"Estamos acabando con la disputa que muchos llamaron la 'Guerra del whisky'. Creo que fue la más amistosa de todas las guerras. Es una victoria para Canadá, para Dinamarca y Groenlandia, y también para los pueblos indígenas", comentó Joy a la prensa, a la espera de que esta negociación pueda "inspirar" a los actores de otros conflictos a encontrar soluciones pacíficas.
En la firma del tratado las partes intercambiaron bebidas alcohólicas como referencia a la tradición.
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