El municipio mexicano de Los Cabos, convertido en un paraíso turístico en la última década, se situó como el más violento del mundo, según reveló un informe del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, con una tasa de 111,33 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Le siguen Caracas (Venezuela), con un cifra ligeramente inferior (111,19 homicidios por cada 100.000 habitantes) y Acapulco (106,63), otra de las doce urbes mexicanas incluidas en el ránking.
El caso de Los Cabos guardar reminiscencias con el que vivió otra localidad bañada por el Pacífico, Acapulco, balneario que tuvo su época de oro hace años, pero que palideció debido a sus altos niveles de violencia e inseguridad.
Ante esta situación, el presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en Baja California Sur, Miguel Ángel Ochoa, espera que el problema “no perdure” y que las acciones de seguridad lleven al municipio “a buen término”.
“Queremos hacer un llamado a las autoridades para que sigan fortaleciendo sus programa de seguridad”, remarca a la agencia de noticias Efe.
De acuerdo con Ochoa, la violencia impacta en la economía: “Se desacelera la inversión privada, la inversión en las empresas” y eso desencadena, en última instancia, una menor percepción de los salarios o la bajada del empleo.
Desde el pasado 29 de enero, el corredor Los Cabos-La Paz es uno de los puntos en los que la Secretaría de Gobernación ha puesto en marcha el llamado operativo Titán, instaurado en las zonas más conflictivas del país con el despliegue de 5.000 agentes federales.
“Estamos sumando todos los esfuerzos (...) es una gran fuerza de trabajo conjunto que lo conforman todas las corporaciones”, afirmó a un grupo de medios el delegado de Gobernación de Baja California Sur, Ricardo Millán, aludiendo a los elementos de seguridad estatales, municipales, federales y las Fuerzas Armadas.
El funcionario detalló que se empezó a aplicar en parte de Los Cabos la Comisión Estatal para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, que antes únicamente operaba en La Paz y cuenta con el apoyo de la Secretaría de Gobernación, que destina siete millones de pesos (373.731 dólares).
María Castro, habitante de Los Cabos, asegura a Efe que en la localidad se sienten “muy inseguros”.
“Creo que todo el mundo se siente como yo. Ya no hay dónde meterse, ya da miedo; ahorita oímos que sonó una llanta y creímos que era un balazo”, comenta.