“Una vez más y con tanta tristeza siento la urgencia de evocar la dramática situación de Myanmar, donde tantas personas, especialmente jóvenes, están perdiendo la vida para ofrecer esperanza a su país. Yo también me arrodillo en las calles de Myanmar y digo: ¡que cese la violencia! Yo también extiendo mis brazos y digo: ¡que prevalezca el diálogo! El derramamiento de sangre no resuelve nada. ¡Que prevalezca el diálogo!”.
La voz de Francisco resuena y recuerda el conflicto que desde hace tiempo asola a ese país. El golpe de estado ocurrido hace un mes y medio dejó un balance de más de 150 muertos y Su Santidad pidió hoy nuevamente que cese la violencia.
Hace pocos días, Francisco también había manifestado su preocupación por este país. La expresión de arrodillarse también en las calles de Myanmar recuerda la imagen de la hermana Ann Nu Thawng, la religiosa católica javeriana que se arrodilló frente a los agentes policiales, para salvar a los jóvenes durante las manifestaciones a favor de la democracia. La religiosa, con lágrimas en los ojos y de rodillas, evitó la detención de alrededor de 100 personas.
Durante la audiencia de este miércoles, Francisco también expresó su inquietud por la situación que se vive en Paraguay y aseguró: “Durante esta semana me han preocupado las noticias que llegan desde Paraguay. Por intercesión de Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé, pido al Señor Jesús, Príncipe de la Paz, que se pueda encontrar un camino de diálogo sincero para hallar soluciones adecuadas a las actuales dificultades y, así, construir juntos la paz tan añorada. Recordemos que la violencia siempre es autodestructiva. Con ella no se gana nada, sino que se pierde mucho y a veces todo”.
comentar