Tres soldados kenianos murieron en enfrentamientos con los extremistas islámicos que aún permanecen en el centro comercial Westgate de Nairobi.
El Ministerio del Interior keniata dio a conocer las bajas a través de su cuenta Twitter y aseguró que las fuerzas de seguridad siguen "peinando" el edificio.
Poco antes, el portavoz del gobierno, Ezekiel Mutua, había asegurado que la operación estaba "en su fase final" y que en las próximas horas el presidente del país, Uhuru Kenyatta, daría un discurso en el que proporcionará las cifras exactas de muertos.
Durante la noche el gobierno había asegurado tener la situación bajo control y haber liberado a los rehenes, pero hoy continuaron los enfrentamientos e incluso la milicia extremista Al Shabaab (Juventud) aseguró que todavía tiene rehenes en su poder.
El grupo armado amenazó hoy con perpetrar nuevos ataques en el país: "Lanzamos una advertencia al gobierno de Kenia y a todos aquellos que lo apoyan, si quieren la paz que dejen nuestro territorio", sostuvo un portavoz en un mensaje difundido en Internet y reproducido por la agencia de noticias Ansa.
Al Shabaab, que el sábado ingresó a sangre y fuego con un comando a un centro comercial de Nairobi provocando al menos 62 muertes y casi 200 heridos, también aseguró hoy en un tuit que aún mantiene rehenes en el lugar, desmintiendo la versión oficial.
"Los rehenes que tienen los mujahidines dentro de (el centro) Westgate siguen vivos, bastante desconcertados, pero aún vivos", afirmó la milicia a través de la citada red social y reproducida por la agencia de noticias DPA.
Frente a esta confusión de afirmaciones y desmentidas, el Ministerio del Interior confirmó la muerte de tres de los entre 10 y 15 secuestradores vinculados con Al Qaeda que formaban el grupo, en tanto otros 10 fueron detenidos y están siendo interrogados.
El jefe del Ejército, general Julius Karange, había afirmado que el atentado fue cometido por un grupo "multinacional", pero se negó a confirmar las nacionalidades de sus integrantes.
La ministra de Exteriores keniana, Amina Mohamed, reveló a la televisión pública estadounidense que entre los asaltantes había "dos o tres norteamericanos" muy jóvenes, de unos 18 y 19 años, y una mujer británica.
Los estadounidenses son de origen somalí, pero "vivían en Estados Unidos, en Minnesota y otro lugar", afirmó Mohamed a la cadena PBS.
Sobre la británica, dijo que no era la primera vez que participaba en un acto de este tipo. "Creo que lo ha hecho varias veces antes, lo que subraya la naturaleza internacional del terrorismo", consideró.
La portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Jen Psaki, se negó a confirmar esta versión y aseguró que se está investigando. "En este momento no tenemos pruebas determinantes sobre las nacionalidades o identidades de los atacantes", indicó al diario The Washington Post.
El Reino Unido también dijo estar analizando si las informaciones sobre la participación de una británica son ciertas.
Un portavoz de Al Shabaab se atribuyó la responsabilidad por la operación -muy coordinada con granadas y armas automáticas- y aseguró que no negociarán con el gobierno.
La fuente afirmó a una emisora de radio en Somalia que los combatientes que quedan "lucharán hasta el final", al tiempo que calificó la masacre como parte de la yihad (guerra santa) global.
Los gobiernos de Canadá, Francia, Reino Unido, Sudáfrica, Holanda y Estados Unidos confirmaron que hay ciudadanos de sus países entre los muertos o heridos.
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