La ofensiva con misiles ordenada por Donald Trump se sostiene como reprimenda a un gobierno, controlado por Bashar Al Assad, que es apoyado por Vladimir Putín.

Tras el ataque de Estados Unidos con más de 50 misiles desde el Mediterráneo, todas las miradas están puestas en Siria, espacio estratégico en pleno Medio Oriente, convertido en un polvorín hace varios años y que hoy se evidencia como el teatro de operaciones en el que se inmiscuyen las dos potencias más grandes del planeta. Es que allí, tanto el propio Norteamérica como Rusia certifican con su accionar la pretensión de mostrar su fortaleza en el interín de un cambio contundente en el plano geopolítico.

La actividad se centra en un terreno que atraviesa una guerra civil de dimensiones hace más de un lustro, panorama en que el gobierno controlado por Bashar Al Assad confronta con grupos considerados rebeldes, zambullendo a la población en una situación en el que la muerte se multiplica a cada instante. Ese puntal, que se extiende y no halla una solución, al menos en el corto plazo, es el justificativo que allanó el camino para que la intervención extranjera haga su parte, confeccionando unos bandos que actualmente aumentan la incertidumbre sobre el futuro no sólo de ese lugar específico sino de todo el mundo.

Así es como la maniobra de las últimas horas perpetrada por Donald Trump, el flamante presidente estadounidense, sirvió como elemento de respuesta a la utilización de armas químicas por parte del mandatario asiático, entendiendo que es un ítem que está estrictamente prohibido por el andamiaje internacional.

LEA MÁS:

Los misiles lanzados se estipularon como una supuesta vía de advertencia frente a un presente dantesco en el campo de batalla sirio, dado que aquel accionar con herramientas no convencionales propiciaron un gran caudal de muertes y heridos entre los civiles, especialmente en niños.

Por lo pronto, la ofensiva se sostiene como reprimenda a un Gobierno que, en paralelo, es apoyado por Rusia, poniendo en consideración, Vladimir Putín, su hombre fuerte en el Ejecutivo, la relevancia del país no sólo en la lucha contra el territorismo, a sabiendas del avance en los años precedentes por parte del Estado Islámico, sino también el gran caudal de recursos económicos tanto en materias primas como en comunicaciones, pues es un terreno primordial que se conecta a Occidente.

No extraña, pues, que el propio jefe ruso sentenciara que la actividad de su contraparte fuera “una agresión contra un país soberano”.

Y remarcó que es “un intento que tiene el fin de distraer la atención de la comunidad internacional respecto a las múltiples víctimas entre la población civil”, en referencia a la actividad de EEUU en Irak.

LEA MÁS:

Lo concreto es que la ubicación de Siria en el tablero de ajedrez hace de su territorio un enclave vital en el que las potencias posan su vista y ahora juegan sus fichas luego del encrudecimiento de un conflicto que se corroboró, inicialmente, como interno, y que ya toma dimensiones globales.

¿Por qué esa modificación? El drama se habilitó en torno a la denominada Primavera Arabe, ese cisma que se propició en 2010, dando por tierra con varios mandatos añejos en Medio Oriente, ilusionada la población con democratizar el sistema político. Esos rebeldes encontraron una respuesta sangrienta en Bashar Al Assad, a diferencia de otros lugares en los que se le ganó la pulseada, por ejemplo a Hosni Mubarak en Egipto o Muamad el Gadafi en Libia.

Así es como se alargó una guerra que continúa y que sirvió de abono para la consolidación, en el plano territorial, del Estado Islámico, un problema mayúsculo que tomó espacios frente a un debilitado gobierno local.

Tanto para Rusia como para Estados Unidos hubo, en los meses previos, una intención firme de colaborar mutuamente, especialmente, para erradicar a ese bloque que consideran pieza elemental del terrorismo internacional. Pero los intereses puestos en juego, las finanzas a flor de piel, y el negocio con vistas a una futura reconstrucción de Siria, como sucedió con Irak, hacen que el entramado se cubra de incertidumbre, todo mientras los muertos se siguen acumulando y la guerra no parece tener un final cercano.

LEA MÁS:

Contacto

Registro ISSN - Propiedad Intelectual: Nº: RL-2021-110619619-APN-DNDA#MJ - Domicilio Legal: Intendente Beguiristain 146 - Sarandí (1872) - Buenos Aires - Argentina Teléfono/Fax: (+5411) 4204-3161/9513 - [email protected]

Edición Nro. 15739

 

Dirección

Propietario: Man Press S.A. - Director: Francisco Nicolás Fascetto © 2017 Copyright Diario Popular - Todos los derechos reservados