El cardiólogo Marcelo Queiroga es el cuarto ministro de Salud desde que inició pandemia y rechaza el uso de la cloroquina, medicamento promovido por Bolsonaro.

Marcelo Queiroga, un cardiólogo del sector privado cercano al presidente Jair Bolsonaro, es el cuarto ministro de Salud nombrado por el líder ultraderechista desde que la pandemia del coronavirus llegó a Brasil, un año atrás. Aunque fue nombrado el 15 de marzo, la crisis sanitaria es agravada por la extraña coexistencia de dos ministros de la Salud: uno saliente y otro que aún no asumió sus funciones. El gobierno explicó la situación alegando que se trata de un "periodo de transición".

Con más de 30 años de experiencia, el médico Queiroga, de 55 años, asumió el desafío de frenar a la covid en momentos en que la campaña de vacunación se realiza a cuentagotas y el país vive el peor momento de la pandemia, con un total de 282.000 muertos y más de 12 millones de contagios.

Queiroga reemplazó en el Ministerio a Eduardo Pazuello, un general del Ejército experto en logística y sin experiencia en Salud, que comandó la cartera desde mayo de 2020, pero al que Bolsonaro tuvo que cambiar por presiones políticas. Antes la insistencia del líder de la negacionista ultraderecha brasileña en promover la cloroquina y otras divergencias sobre la gestión de la pandemia, como su oposición al aislamiento social, propiciaron la caída en el último año de otros dos ministros de Salud, el diputado Luiz Enrique Mandetta y el oncólogo Nelson Teich.

Pero a los días de asumir como ministro, Bolsonaro lanzó una serie de señales para su electorado frente al colapso sanitario que registra el país e incluso se posicionó contra el distanciamiento social que propuso el designado ministro de Salud, Marcelo Queiroga. El presidente brasileño puso en duda a su propio Ministerio de Salud: "Parece que la gente en Brasil muere solamente de Covid. Los hospitales están con 90% de la terapia intensiva ocupada. Necesitamos saber cuántos son de Covid y cuando son de otras enfermedades".

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"No sirve de nada recomendar el uso de barbijos si la gente no es capaz de adherir a ese tipo de medida sencilla (...) El Gobierno recomienda, por ejemplo, reducir las aglomeraciones fútiles y la gente sigue haciendo fiestas los fines de semana, contribuyendo a la circulación del virus", opinó el nuevo ministro que llamó a la "unión de los brasileños".

Presidente de la Sociedad Brasileña de Cardiología, Queiroga no es un desconocido para Bolsonaro, que ya lo había postulado en diciembre pasado para ser miembro de la junta directiva de la Agencia Nacional de Salud, una nominación que estaba a la espera de confirmación por parte del Senado. Desde que Bolsonaro era candidato presidencial, el médico ya le hablaba al oído y formó parte del equipo de transición cuando fue elegido jefe de Estado en octubre de 2018.

Postura del nuevo ministro de Salud

Pese a su cercanía con el líder ultraderechista, el nuevo titular de Salud también ha dicho que apoya las medidas de restricción para evitar la expansión de los contagios, pero considera que los confinamientos rígidos tan solo deben de adoptarse en casos extremos y nunca como "política de Gobierno".

El cardiólogo también es partidario de acelerar la campaña de vacunación en el país y rechaza frontalmente el uso de la cloroquina, medicamento promovido por Bolsonaro pese a que su eficacia contra la covid-19 no está comprobada científicamente.

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"La propia Sociedad Brasileña de Cardiología no recomendó su uso en los pacientes, ni yo soy favorable porque no hay consenso en la comunidad científica", afirmó el médico, quien acostumbra a llamar a Bolsonaro de "mito" en sus redes sociales.

La primera opción

Sin embargo, Queiroga no fue la primera opción de Bolsonaro, quien antes consultó a la también cardióloga Ludhmila Hajjar, que desistió de aceptar la invitación porque sus ideas de combate a la pandemia no coinciden con las del mandatario, que se opone radicalmente a las medidas de confinamiento para frenar la expansión del virus.

Hajjar, cardióloga responsable en un hospital privado de San Pablo, anunció que rechazó asumir el Ministerio de Salud por tener una visión científica diferente al presidente, con quien estuvo reunida el 14 y 15 de marzo.

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La cardióloga Ludhmila Hajjar apoya las medidas de confinamiento para frenar la expansión del virus.

La cardióloga Ludhmila Hajjar apoya las medidas de confinamiento para frenar la expansión del virus.

Crítica de la política del presidente, la cardióloga denunció amenazas de muerte por parte de extremistas para que no se hiciera cargo de la cartera sanitaria.

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