Asumió la presidencia de Zimbabwe en 1980 y en su largo y contradictorio camino se convirtió para muchos en un héroe de la guerra de independencia y antirracista, que extendió la educación hasta niveles sin precedentes en África

Robert Mugabe, quien este martes terminó de ceder a un golpe de Estado incruento y renunció luego de 37 años en el poder, fue un héroe de la guerra de independencia y antirracista, que extendió la educación hasta niveles sin precedentes en África, aunque también fue acusado de violar monstruosamente los derechos humanos.

Desde que llegó al poder en 1980, Mugabe -llamado “El viejo Bob”- manejó con mano de hierro a ese pequeño país del sureste del continente africano, rico en diamantes, que bajo el nombre de Rhodesia había sido antes ariete del colonialismo, del despojo de tierras a los negros y de la segregación racial en el África Meridional británica desde 1895.

Mugabe, un economista de humilde origen -su padre era carpintero, pero en busca de trabajo debió abandonar a la familia- luchó contra el régimen colonial, y luego contra el régimen racista blanco de Ian Smith instalado en 1965, y sufrió persecución y cárcel.

Mugabe

Nacido el 21 de febrero de 1924, Mugabe, hoy de 93 años, se casó en 1961 con la ghanesa Salle Hayfron, fallecida el 27 de enero de 1992.

Tras enviudar, se casó con Grace Marufu -ahora Grace Mugabe-, por años su secretaria y amante, actual esposa y centro del huracán político que azota al país. En 1974, tras cumplir 11 años de prisión, se sumó a la “chimurenga”, la guerra de liberación.

En 1979, después de que el aislado y acosado régimen segregacionista blanco intentara entregar el poder a un grupo negro de su elección, las luchas del combativo frente político de Mugabe, llamado ZANU-PF (Alianza Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico) lo obligaron a reconocerlo.

Ese año, la minoría blanca pactó la independencia en Lancaster House, Londres, con voto igualitario para todos los ciudadanos, aun cuando por los acuerdos, los blancos -5% de la población- disfrutarían al inicio de un 20% de las bancas del régimen parlamentario.

Robert Mugabe, presidente de Zimbabwe

Después de la independencia, el país pasó a llamarse Zimbabwe, y más tarde, la capital dejó de denominarse Salisbury para convertirse en Harare.

En 1980, el ZANU-PF de Mugabe ganó las elecciones, con más del 60% de los votos, y eligió una orientación socialista para el país. Ya desde entonces fue acusado por la oposición liberal de recurrir al fraude electoral y de reprimirla.

En tanto, el país pasó a ser uno de los focos de combate al régimen racista sudafricano, que a su vez lo agredía por todos los medios. En 1987, tras una reforma constitucional presidencialista, Mugabe dejó de ser primer ministro y pasó a ser presidente.

En 1983, el ZANU-PF reprimió violentamente un movimiento de disidencia dirigido por el antiguo socio político de Mugabe, Joshua Nkomo, que se convirtió en su rival y fundó el ZAPU, una agrupación menos tajante en su oposición al colonialismo.

La represión, conocida como Gukurahundi, degeneró en una lucha étnica plagada de violaciones a los derechos humanos, en la que los shonas, partidarios de Mugabe, causaron la muerte de entre 10.000 y 20.000 personas de la minoría étnica ndebele o matabele.

MUgabe

La violencia duró nueve meses e incluyó torturas, violaciones y asesinatos masivos contra decenas de miles de civiles desarmados.

La orientación socialista fue abandonada en 1990, como sucedió en muchos países tras la caída de la Unión Soviética. Zimbabwe adoptó de inmediato un plan de ajuste neoliberal que en pocos años puso en jaque la moderada pero respetable industria de Zimbabwe.

A medida que pasó el tiempo, los desequilibrios económicos redundaron en graves problemas económicos y sociales. Resurgió el nunca paliado hambre de tierras de los negros despojados por los invasores blancos de Cecil Rhodes en 1880/90.

Mugabe se puso a la cabeza de esa reivindicación y propuso un borrador de nueva Constitución que preveía la expropiación de las propiedades de los blancos. Puesta a referéndum en 2000, fue su primera derrota electoral.

Entonces el dictador africano trató de vengarse del principal partido de la oposición, el Nuevo Partido Patriótico (NPP), sacando a la calle a los veteranos de la guerra de liberación nacional, que iban a ser los principales beneficiarios del reparto.

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El grupo, del que se nutre su milicia personal, fue acusado de recurrir a la violencia y el asesinato como arma electoral.

Las ex potencias coloniales -en especial el Reino Unido- se auto condonaron el apoyo solapado que habían brindado a los regímenes sudafricano y rhodesiano, y pasaron a ver a Mugabe, como el “tirano de África” y lo acusaron de racismo hacia los blancos.

Tanto los blancos locales como los países de Europa occidental también pasaron a resaltar su odio a la homosexualidad (considera a los homosexuales “peores que los cerdos‘), su ostentoso estilo de vida en un país miserable y sus extravagancias en el poder junto a su esposa Grace.

Pero uno de los logros más importantes conseguidos por este ex maestro rural fue la expansión de la educación que se ubicó en el orden del 87%, uno de los más altos de África, según un informe del Banco Mundial.

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