Las autoridades ucranianas denunciaron que en las últimas horas, diez helicópteros de combate y ocho aviones de transporte rusos aterrizaron en la península. Mientras, Occidente busca una salida.
Rusia respondió ayer a las presiones de Occidente, que busca una salida al conflicto en torno a la península ucraniana de Crimea, controlada por comandos armados prorrusos. La crisis, una de las más graves entre Moscú y Occidente desde el fin de la Guerra Fría, provocaba caídas en las bolsas (la de Moscú cerró con una pérdida de casi 11%), así como el desplome del rublo y alzas en el precio del petróleo. La tensión se extendía a otras regiones de Ucrania. En Donetsk (este), feudo del destituido presidente Viktor Yanukovich, unos 300 manifestantes prorrusos tomaron ayer por asalto la administración regional.

Retomando el tono de las reivindicaciones occidentales, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha pedido garantizar "la independencia, la unidad y la integridad territorial de Ucrania", y pidió a Rusia que "se abstenga de todo acto que puede conducir a una nueva escalada". Las autoridades ucranianas denunciaron que en las últimas 24 horas, diez helicópteros de combate y ocho aviones de transporte rusos aterrizaron en Crimea, sin ser avisadas 72 horas antes, contrariamente a lo que prevén los acuerdos entre los dos países.

El ministerio ucraniano de Defensa dijo previamente que Rusia ya había aumentado en 6.000 soldados su presencia militar en Crimea, una península rusófona del sur de Ucrania que alberga la flota rusa del Mar Negro. Moscú tiene ahora "un control operativo pleno" sobre Crimea, afirmó en Washington un alto funcionario norteamericano, que pidió el anonimato.

Ayer, todas las bases militares ucranianas estaban rodeadas por soldados no identificados que actúan al servicio de las autoridades prorrusas de Crimea, según el ministro ucraniano de Defensa. Durante una visita a Kiev, donde se reunió con las nuevas autoridades, el ministro británico de Relaciones Exteriores, William Hague, advirtió a Rusia que sus actos en Ucrania tendrán "un precio" a nivel económico y diplomático.

Desde Ginebra, el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, contraatacó denunciando las amenazas de "sanciones y boicoteos" proferidas por las potencias occidentales. El canciller justificó los movimientos de Rusia en Ucrania, alegando que los "ultranacionalistas" de este país amenazan "las vidas y los intereses regionales de los rusos y de las poblaciones rusohablantes". Su ministerio la emprendió directamente contra el secretario de Estado norteamericano John Kerry, tachando de "inadmisibles" sus amenazas.

Además, la cancillería rusa hizo valer el apoyo de Pekín en la cuestión, destacando "la amplia concordancia de opiniones de Rusia y China sobre la situación en ese país (Ucrania) y alrededor". Kerry anunció que viajará hoy a Kiev para manifestar "el apoyo decidido de Estados Unidos a la soberanía, la independencia y la integridad territorial de Ucrania". El sábado había denunciado "la invasión y la ocupación" de este país por parte de Rusia. Estados Unidos pidió además el envío "inmediato" a Ucrania de observadores de la Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa (OSCE), para tratar de "promover el respeto de la integridad territorial".

También hoy llegará a Ucrania un equipo del Fondo Monetario Internacional (FMI), al que las nuevas autoridades de Kiev pidieron ayuda para evitar la quiebra, ya que el país atraviesa una profunda crisis económica. Por su lado, la canciller alemana, Angela Merkel, quiso mostrarse conciliadora diciendo por boca de su portavoz que "no es demasiado tarde" para una solución política a la crisis en Ucrania, y que "no hay opción militar". En una conversación con ella el domingo, el presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que la respuesta de Rusia era "totalmente adaptada" a la "amenaza constante de actos violentos por parte de las fuerzas ultranacionalistas" ucranianas.

En el terreno no ha habido ningún enfrentamiento en Crimea, a pesar de la fuerte tensión. Hombres armados, ataviados con uniformes sin distintivos y que podrían ser soldados rusos, custodiaban varios puntos estratégicos de la península, como bases militares, aeropuertos y edificios oficiales. En un golpe duro para las autoridades proeuropeas de Kiev, el comandante en jefe de la marina de Ucrania, el almirante Denis Berezovski, nombrado hace apenas unos días, anunció el domingo su adhesión a las autoridades prorrusas de Crimea. Ayer, hombres armados y encapuchados bloqueaban la entrada del cuartel general de la marina ucraniana en Sebastopol, para impedir el ingreso del nuevo comandante nombrado por Kiev.i

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