¿Se apaga la independencia de Cataluña?

Tras el referéndum, la sociedad catalana comenzó emitir una serie de mensajes a los líderes de sus partidos o movimientos y, superpuestas, ninguno sabe a ciencia cierta cuál voz es la predominante. El miedo es que haya otro “Brexit” donde los catalanes se arrepientan. Los más radicalizados son menos y la palabra “diálogo” volvió a ser sinónimo de “negociación”.

Mientras, el impopular Rajoy goza colateralmente de las mieles del consenso y el apoyo: la Unión Europea, los gobiernos de las demás comunidades autónomas y una gran parte de la sociedad española le dio el “sí” para taclear el amague secesionista. Ahora, todo depende de los tiempos de la burocracia estatal.

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Por detrás y en silencio se teje una salida de emergencia que ahorraría confrontación y caos, aunque es un sacrificio de una sola víctima: el propio Puigdemont. Si el titular de la Generalitat disuelve el Parlament y llama a elecciones, la autonomía de Cataluña estará a salvo. Pero, como en el cuento “Tema del traidor y el héroe” de Jorge Luis Borges, es necesario que se sacrifique. Mientras, el President mira atento a sus colaboradores más cercanos y pide un gesto. Casi todos le señalan las urnas.

Hoy, la Junta de Portavoces del Parlament se reúne para aprobar orden del día y fecha del pleno en el que podría tratarse la declaración de la independencia. Mañana, el órgano rector de la Junta deberá aprobarlo todo. También podría tratarse el tema de las elecciones, pero como Puigdemont está en plenitud de poderes, las puede solicitar mientras no se sancione el artículo 155 de la intervención.

Mientras tanto, también mañana, pero en Madrid, el Congreso de los Diputados tratará el pedido de Rajoy. Hay optimismo en el Partido Popular y creen que todo está encaminado para que el viernes 27 se dé la estocada final en la cámara alta. El presidente español necesita aprobación plena, pero algunos afirman que contaba con ello antes de remitir el pedido de intervención.

Así, hoy Cataluña amaneció entre el pedido de urnas y los gritos de libertad e independencia de los intransigentes, que nuevamente salieron a la calle para decir que no temen poner a prueba todo con tal de avanza en el camino a la autonomía total.