El presidente de Brasil, Michel Temer subió la apuesta y decretó una semana de intervención de las Fuerzas Armadas en la capital de su país. Lo hizo luego de una manifestación que incluyó incendio de ministerios y que, además, exigía su renuncia.
Temer tomó la decisión de que las Fuerzas Armadas salgan a la calle hasta el día 31 en la seguridad pública de Brasilia. Unas 100.000 personas según los organizadores, 35.000 para la policía, marcharon hoy rumbo al Congreso Nacional, pero un grupo se enfrentó con los agentes al intentar llegar al edificio del Parlamento.
Por otro lado, en la manifestación para pedir por las elecciones directas y renuncia de Temer estuvo dirigida por las centrales sindicales. Allí prendieron fuego y depredaron el de Agricultura, Cultura y Planificación y Presupuesto.
En la reciente historia democrática iniciada en 1985, el Congreso reflejó el desorden externo: diputados oficialistas y opositores denunciándose, a los gritos, empujones, y una bandera con la inscripción “Fuera Temer”.
“Esto es una dictadura, ni el gobierno de los militares hacía esto. Este gobierno no puede tolerar una manifestación en su contra. Esta protesta era convocada por sindicatos y movimientos sociales y la policía los provocó reprimiendo y todo derivó en otra cosa”, sostuvo el legislador Carlos Zarattini.
En Río de Janeiro, en tanto, la policía reprimió con gases una manifestación de sindicatos de empleados públicos que protestaban luego de que la Asamblea Legislativa del estado aprobara un aumento de 11% a 14% del aporte previsional que será descontado a todos los asalariados estatales.