Simba fue separado de su madre cuando tenía unas pocas semanas de vida. Desde ese momento fue obligado a posar en fotos con turistas.
Al crecer, sus torturadores le rompieron las patas para evitar que huyera. Por las torturas y los golpes, Simba sufrió graves heridas en su columna, quedando al borde de la muerte.
El pequeño león fue arrojado a la calle muerto de hambre y apenas capaz de moverse, en la región rusa de Daguestán.
Afortunadamente, los rescatistas salvaron a Simba.
El animal había sufrido úlceras por presión, obstrucciones intestinales y atrofia de los músculos de las extremidades posteriores.
Si bien Simba ahora puede caminar de nuevo, está deformado permanentemente.
Dallakyan, la veterinaria que le salvó la vida al león, le dijo a Vladimir Putin por lo que Simba había pasado en una video conferencia de ecologistas.
El presidente ruso prometió hacer que la policía actúe contra los involucrados.