El mediocampista del equipo chino Tianjin Teda, que militaba en el Chelsea hasta el año pasado, recibió la noticia del secuestro cuando viajaba en el micro de su selección hacia el estadio de San Petesburgo el martes de la semana pasada para disputar un encuentro clave para su futuro en la competencia.
Según relató el jugador a "The Guardian", un miembro de su familia le llamó para explicarle la situación y le dio un número de teléfono que le habían facilitado los secuestradores, que le pidieron que pagara un rescate.
Mikel, de 31 años, explicó que su padre se dirigía a un funeral en el suroeste de Nigeria cuando fue secuestrado.
A pesar de que las fuerzas de seguridad han podido liberarlo, el futbolista aseguró que sufrió torturas y fue ingresado en un hospital.
"Jugué mientras mi padre estaba en manos de bandidos. Tuve que suprimir el trauma. Estaba emocionalmente angustiado y tuve que tomar una decisión sobre si estaba mentalmente listo para jugar. Estaba confundido. No sabía qué hacer pero, al final, supe que no podía dejar 'tirados' a 180 millones de nigerianos. Tuve que apartarlo de mi cabeza e ir a representar a mi país primero", expresó.
"Mi padre fue liberado de manera segura el lunes por la tarde. Agradezco a las autoridades policiales sus esfuerzos por el rescate y el apoyo que he recibido de amigos y familiares. Desafortunadamente, mi padre ahora está en el hospital recibiendo tratamiento de emergencia como resultado de la tortura que recibió durante su captura", sentenció Mikel.
Nigeria perdió aquel encuentro por 2-1 contra Argentina, lo que llevó a su selección a la eliminación del Mundial.