Más de un tercio de los soldados que cruzaron la Cordillera de Los Andes eran de origen afroargentinos o esclavos. La historiografía oficial los ha dejado de lado, pero el General San Martín los consideraba fundamentales para su obra.

La epopeya que llevó adelante el General San Martin tuvo varios nombres propios que se mantuvieron en el tiempo. Las hazañas han sido inmortalizadas en pinturas y laminas, pero hubo un grupo que –incluso en la actualidad- es dejado de lado por las historias oficiales: los afroargentinos y los esclavos.

Sólo el Batallón N°8 (conocido como el de Los Libertos) tenía en sus filas a más de 800 hombres de ese origen. En total más de un tercio del Ejército de Los Andes estaba conformado por personas de esa descendencia. La confianza de San Martin iba más allá del acto heroico que había vivenciado tres años antes de la preparación en Mendoza, cuando Juan Cabral –hijo de una angoleña- murió al salvarle la vida. Muy alejado del racismo que imperaba en aquel momento, en una carta a Tomás Godoy Cruz expresó: "El mejor soldado de infantería que tenemos son los negros y mulatos; los de estas provincias no son aptos sino para caballería".

"San Martín siempre se apoyó en sectores criollos, esclavizados. Siempre señaló la fuerza y la voluntad de los mulatos y negros", dice Carlos Alvarez Nazareno, presidente de la Agrupación Afro Xango a DIARIO POPULAR. En ese aspecto, la historiografía actual apoya esta visión aperturista del General San Martín, no obstante por varios años (desde la historia oficial incluso) se ha tratado de invisibilizar el rol de esta parte de la población. "Es una estrategia de gran parte de la historiografía argentina movida por la elite de no mostrar el aporte de la población de estas características. No sólo en el cruce, sino también en las luchas independentistas y en el posterior. Con cultura, comida y oficios. Desde la historia siempre se quiso mostrar como un país blanco, europeo", sostiene el referente de la comunidad.

Los batallones 7° y 11° también estuvieron formados por gran cantidad de mestizos y descendientes de africanos. Álvarez Nazareno sostiene: "Los libros de historias comunes no hablan de que eran 'carne de cañón' sino que tratan de invisibilizarlos". Además, indicó: "Siempre se los vio por fuera, pero lo cierto es que muchos de los esclavos tenían un rol más activo que el de pelear, eran traductores, encargados administrativos. Incluso a José Lenzina en Uruguay se lo marca como un simple "asistente" de Artigas y que cebaba mate, pero era un estratega militar de primera línea".

Al respecto, San Martín tenía suma confianza en la capacidad de esos hombres: "No puedo concebir que la Nación se perjudique porque la esclavitura pueda ascender más allá del destino de soldado. Yo espero que el Supremo Gobierno se digne habilitar a los esclavos para la opción a los empleos", sostuvo en una de sus tantas cartas.

Incluso, Lorenzo Barcala era un afroargentino que tuvo una carrera ascendente como militar. Tras haberse presentado como sastre en 1815, San Martin no puso en el frente de batalla que cruzó los andes, pero le asignó la dura tarea de de enseñarles a las tropas y alinearlas en Mendoza, en la que fue su base durante su campaña por Cuyo.

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