La consagración de Independiente como campeón de la Sudamericana tuvo epicentro en Río de Janeiro, pero también generó un fuerte eco en las calles de Avellaneda, más precisamentefrente a la sede de Avenida Mitre470, donde cerca de las once de la noche se congregaron muchos hinchas para dar rienda suelta a la alegría,como si hubiera un imaginariohilo conductor que achica distancias.
Chicos y grandes, hombres y mujeres, con la camiseta roja pegada a la piel o muy dentro del corazón.
Agitando banderas con los coloresdel club, con dedicatorias lógicaspara los rivales de toda la vida y gritando el “Aunque nos llevenla contra / Todos los cuadros demás/ Será siempre Independiente/ El orgullo nacional”.
Es que para todo hincha lasconsagraciones tienen una sabor especial pero fundamentalmentepara los del Rojo, todo lo que tieneque ver con los títulos internacionales.
No fue otra edición de la mítica Libertadores, pero al igual queen el 95 o en aquella histórica victoria ante el Santos, el Maracaná volvió a ver triunfante a Independientey anoche, transitar por laavenida Mitre fue una tarea difícildurante varias horas