Poseer un coche tirado por caballos era la mayor ambición de los madrileños de principios de siglo XX. Quien no lo podía adquirir, solía alquilar uno y pasearse por las calles de Madrid para mostrarse ante sus amigos y conocidos y demostrar su posición social.
Por eso, la expresión “ir en coche” era sinónimo, tanto en nuestro país como en España, de estar cómodo y seguro, sin mayores preocupaciones. También los madrileños aspiraban a pasar sus vacaciones en la costa. Se suponía que “ir a la mar en coche” significaba lo máximo que podía pretender una persona.
Con el tiempo, la frase se transformó en “la mar en coche” y con ella se asoció a un mar que anda en auto. Esta imagen actualmente se usa para manifestar un exceso, el colmo sin límites, todo. Cuando se dice “querés la mar en coche” se está diciendo, querés todo y más de lo posible.