Amigos, birra, parrilla y música es la mejor combinación que puede haber para pasar el verano. Son cuatro cositas simples pero importantes que acompañaron a este cronista de POPULAR en la cobertura que se realizó sobre las tres jornadas de Rock en Baradero 2018, uno de los festivales más importantes del país.
Si bien fue la primera vez que me tocó presenciar este tipo de encuentros, dicen los que saben que la edición de este año superó ampliamente las expectativas, ya sea en lo que concierne al plano musical como al extra musical.
A título personal, puedo decir que trabajar como cronista fue un sueño cumplido, lo viví con mucha emoción, aunque no perdí mi costado profesional: por eso voy a enumerar los cinco hechos destacables y curiosos para que cuando se realice el año que viene, vayas realmente motivado o motivada.
El momento más importante, brillante y lúcido de todo el festival lo aportó Miss Bolivia por ser una artista comprometida con su tiempo. Luego de interpretar unos temazos y sin presencia masculina en el escenario, quedó con su micrófono y recitó su canción Paren de matarnos, un himno de la lucha feminista. Escuchada con atención y respeto, conmovió a todas y a todos. Una vez que terminó, los aplausos nacieron como flores en un jardín, un aplauso que pide Ni Una Menos.
Turf y Tipitos, dos bandas que tuvieron su consagración a principios del tercer milenio, dijeron presente en REB2018. Ambas bandas repasaron sus más grandes éxitos, como si la década pasada estuviera presente. Muchos jóvenes que hoy en día casi tienen 30 años, como este cronista, cantaron y saltaron con canciones de la banda de Joaquín Levinton, como Magia Blanca, donde la única iluminación que hubo fue la que aportaron las pantallas de los celulares, Loco un Poco y Pasos al costado, temas de cancha si los hay. También deliraron con Campanas en la Noche o Qué importa, de los marplatenses.
En el marco de la conmemoración de los 30 años de la muerte de Luca Prodan, diferentes bandas realizaron covers de Sumo, tal como lo hicieron El Buen Salvaje y Massacre. El primero, que tuvo como invitada a Luciana Segovia, de Cirse, interpretó la genial Rubia Tarada y la segunda, un gran clásico, Crua Chan.
Kapanga se encargó de desatar las carcajadas de los asistentes durante la segunda noche con la interpretación de Scooby Doo pa pa durante el concierto. Hizo sonreír a todos y hasta Maikel, el guitarrista, bromeó al mencionar que era uno de los temas que su hija escucha. También, El Mono aportó lo suyo al presentarse con unas zapatillas que hacían luces: para que la gente lo notara, se apagaron las luces del escenario.
El cantante Massacre vistió un casco de astronauta en su presentación en el escenario del anfiteatro ubicado en Avenida San Martín al 500. Esa mística de ovnis y cuerpos celestes transformaron Baradero en una especie de cerro Uritorco.
Rock en Baradero tuvo una increíble heterogeneidad de estilos dentro del ambiente del rock reggae con Nonpalidece; folk, con Piti Fernández; rocanrol, gracias al aporte de La 25 y Guasones -bandas que cerraron el sábado y domingo, respectivamente-; fusión, como el que brindó El Kuelgue; y fiestero, de la mano de Los Caligaris.
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