El acto de conmemoración del décimo aniversario de la muerte de Néstor Kirchner tiene lugar en momentos en que está planteada la bicefalía de poder entre presidente y vice, a un año del triunfo electoral de la fórmula Fernández-Fernández en la primera vuelta de la elección presidencial y un año antes de la elección legislativa de medio mandato.
Respecto al primer significado, el 27 de octubre se realizan una serie de actos para revitalizar su corriente política cuando la co-participación en el poder de Alberto y Cristina está en un momento difícil. El 17 de octubre fue conmemorado el 75 aniversario del peronismo en un acto en el cual la vicepresidenta decidió mantenerse al margen y sus partidarios coparon y neutralizaron los efectos políticos del acto. La candidatura de Alberto Fernández para presidente del PJ perdió sus efectos políticos: ninguno de los 18 gobernadores peronistas volvió a hacer referencia al tema desde el acto. La CGT fue debilitada por la manifestación callejera de los vehículos del gremio de Camioneros, La Cámpora organizó caravanas en distintas ciudades y los locutores en la CGT eran de esta organización.
Ahora, en el edificio de la CGT será inaugurado un busto de Kirchner junto al de Perón. A la tarde se colocará la estatua de Kirchner que fue retirada de la sede de Unasur en Quito, siendo colocada en un acto manejado por la militancia frente al Centro Cultural que lleva su nombre en el tradicional edificio del Correo. Se realizará un “proyectorazo” con imágenes de Kirchner en 100 ciudades del país. La vicepresidenta tendrá así un escenario que seguramente no desaprovechará.
Si el kirchnerismo es una manifestación transitoria del peronismo o es una superación del mismo es una discusión planteada entre los intelectuales y teóricos del peronismo y la militancia.
A un año del triunfo de la fórmula Fernández-Fernández en la elección presidencial, continúa sin definirse el tema del poder en el marco del Frente de Todos. Cuando muchos esperaban el fortalecimiento del presidente dados los antecedentes históricos y la política comparada, no ha sido así. El kirchnerismo como expresión política y los sectores alineados con la vicepresidente han ido ganando espacios de poder. Cristina no ha trabajado en su imagen, sino en asegurar militantes en posiciones claves del poder y acciones que apuntan a mostrar su influencia en la Justicia. No le han interesado demasiado las primeras líneas del Gobierno, pero sí las segundas y determinados organismos del Estado. Desde el 10 de diciembre prácticamente no ha hablado en público y estuvo una sola vez en la Casa Rosada. Pero su acción política ha estado muy presente y el Ejecutivo ha ido asumiendo temas de su agenda. Su hijo Máximo, desde la presidencia del bloque de Diputados del oficialismo, sí se ha expresado públicamente, marcando la línea de La Cámpora, agrupación que preside y que provee cuadros para el kirchnerismo.
A un año de la elección legislativa, muchas cosas pueden cambiar. Pero hoy el Gobierno tiene que pensar que puede enfrentar una elección competitiva en la medida en que pandemia, economía e inseguridad conforman la tríada que lo amenaza. La intención de suspender las PASO está en análisis. El argumento del costo y de la pandemia no parecen justificados para encubrir una decisión política. Más allá de lo que pase, si el peronismo concurre unido a las elecciones, sus posibilidades de ganar aumentan, especialmente en una elección legislativa.
Pero un año es mucho tiempo en la Argentina política de hoy. Basta mirar el tiempo transcurrido entre la elección presidencial y el décimo aniversario de la desaparición de Néstor Kirchner.