JP Morgan recomendó desarmar posiciones, la jueza Preska falló contra YPF, el dólar subió 40 pesos, el Fondo Monetario aún no aprueba el desembolso clave y el Congreso se paralizó tras un escándalo protagonizado por diputadas oficialistas. A un año y medio de su llegada al poder, el presidente enfrenta su semana más difícil.
La semana comenzó mal para el gobierno de Javier Milei y terminó aún peor. El viernes pasado, el banco de inversión JP Morgan recomendó desarmar posiciones en activos argentinos. No fue una sugerencia menor: se trata del mismo JP Morgan que hasta hace semanas aparecía entre los más entusiastas defensores del rumbo libertario. El informe, que se conoció el viernes por la tarde, sacudió el tablero financiero y encendió alarmas entre los inversores. Lo que antes era “Argentina es el nuevo caso de éxito” ahora se convirtió en una advertencia sobre el agotamiento del rebote financiero. Para Milei, fue el primer llamado de atención serio desde Wall Street.
El lunes, la preocupación se transformó en un verdadero cimbronazo político e institucional. La jueza Loretta Preska, del Tribunal del Distrito Sur de Nueva York, resolvió que la Argentina debe entregar el 51% de las acciones de YPF al fondo Burford Capital. Es el mismo paquete accionario que el Estado nacional le expropió a Repsol en 2012, durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. El fallo, que aún no es definitivo, representa una pérdida potencial de miles de millones de dólares y desata una crisis jurídica de alcance internacional. Si se ejecuta, el país no sólo perdería el control de su principal empresa energética, sino que también enfrentaría un duro golpe a su reputación.
El impacto del fallo se reflejó rápidamente en los mercados. El dólar blue, que había comenzado la semana en torno a los $1.185, cerró este jueves en $1.225, con una suba de $ 40 en apenas cuatro días. El dólar MEP finalizó en $1.237,12 y el contado con liquidación (CCL) operó en el rango de $1.241 a $1.243, consolidando una tendencia alcista. En el mercado oficial, el dólar Banco Nación cerró la jornada en $1.245 para la venta. En paralelo, los bonos soberanos retrocedieron, el riesgo país se ubico en los 700 puntos básicos, y las acciones argentinas, especialmente las vinculadas a la energia, tuvieron una muy mala semana.
A eso se suma un nuevo frente de tormenta: el desembolso de 2.000 millones de dólares que el Fondo Monetario aún no aprobó. Durante su habitual conferencia de prensa de los jueves, la vocera del FMI, Julie Kozack, confirmó que “las discusiones para la primera revisión continúan y permanecen muy productivas”, pero aclaró que aún no se cerró la revisión ni está definida la fecha del próximo desembolso. Kozack también advirtió sobre “la necesidad de continuar construyendo reservas” como escudo frente a posibles riesgos externos. Consultada por el fallo de Preska, señaló que el Fondo mantiene un monitoreo cercano, aunque no hace comentarios sobre “asuntos legales que involucren a países miembros”.
En el Congreso, la tensión volvió a escalar con un escándalo que dejó al descubierto el nivel de confrontación política en el recinto. El miércoles, durante la sesión especial convocada para tratar una batería de proyectos vinculados a la movilidad jubilatoria, la situación se desbordó cuando diputadas de La Libertad Avanza se enfrentaron a los gritos con legisladoras de Unión por la Patria. La escena, registrada por las cámaras, incluyó insultos, empujones y acusaciones cruzadas que obligaron al presidente de la Cámara a levantar la sesión por falta de quórum. Desde la oposición denunciaron que todo fue una maniobra deliberada del oficialismo para evitar el tratamiento de los proyectos. Desde el oficialismo, en cambio, apuntaron a la “violencia discursiva” del kirchnerismo. El episodio reflejó no sólo la fragilidad parlamentaria del gobierno, sino también su creciente dependencia de escenificaciones de confrontación para resistir avances legislativos adversos.
A eso se suman los reclamos de médicos (encabezados por quienes trabajan en el Hospital Garraham) por incrementos salariales y una creciente tensión por los recortes en jubilaciones y subsidios. El “no hay plata”, convertido en mantra presidencial, comienza a mostrar su costo en la vida cotidiana de la gente. Para muchos sectores, el ajuste ya no es un dato teórico: es una experiencia cotidiana.
Javier Milei sigue apostando a que la macro le cierre y que el rebote económico llegue a tiempo para sostener su narrativa, especialmente antes de las elecciones de medio tiempo de octubre. Pero los últimos días le mostraron que los márgenes son más estrechos de lo que parecen. El giro de JP Morgan, el fallo por YPF, la demora del Fondo y la suba del dólar le quitaron oxígeno en simultáneo. El gobierno, que parecía tener el control de la escena, enfrenta ahora una prueba de resiliencia política y financiera.
A más de un año y medio de su llegada a la Casa Rosada, el presidente enfrenta una de sus semanas más difíciles. Y aunque aún conserva niveles de apoyo importantes en algunos sectores, los interrogantes sobre la sostenibilidad del rumbo empiezan a abrirse paso, incluso entre quienes lo respaldaron desde el inicio. La Argentina de los extremos —del superávit fiscal sin crecimiento, del ajuste sin consenso— vuelve a poner a prueba a un gobierno que eligió el camino del shock. El problema, como siempre, no es sólo económico. Es también político. Y esta semana quedó más claro que nunca.
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