La diputada provincial (UxP) Maite Milagros Alvado analiza las ideas de la libertad que el presidente Javier Milei asigna a Juan Bautista Alberdi y le recomienda la relectura de la obra completa del arquitecto de la Constitución Nacional
"Argentina abraza las ideas de la Libertad, las ideas de Alberdi" (dijo el presidente Javier Milei en reiteradas oportunidades). No hacía falta aclarar, ya lo sabíamos. Nuestra Constitución Nacional de 1853-60 y todas sus reformas, excepto la del '49, tuvieron un claro tamiz liberal.
A razón de ello, nuestro Estado, y por ende también su pueblo, se organizó, consolidó y desarrolló, con sus virtudes y defectos, bajo este parangón filosófico. Todos los gobiernos que sucedieron en Argentina desde 1853 hasta la fecha, excepto las dictaduras cívico militares que han corrompido y desechado la ley fundamental; y una parte del segundo gobierno de Perón pos Constitución de 1949, han administrado el país y gestionado con ésta Constitución vigente. Algunos lo han hecho de una manera y otros lo han hecho de otra. Algunos han tenido como fin principal el bienestar general y otros la conservación del interés particular.
Sea como fuere, no está en discusión la Constitución que nos rige. Todos aquellos que creemos en un Estado de Derecho Constitucional, en mayor o menor medida, abrazamos las ideas liberales de Alberdi. Querer adueñarse de la imagen y el trabajo de próceres dignos y respetados es cuánto menos, una burla a la inteligencia.
Ahora bien, ¿a qué Alberdi hace referencia el Presidente? ¿Al joven Alberdi que redactó su principal obra desde Valparaíso y siendo opositor a Rosas? ¿O al Alberdi maduro que años más tarde se reconcilió con el Restaurador y reconoció que quizá había estado equivocado en algún punto? Una de las grandezas que se le reconoce al arquitecto de nuestra Constitución es la sinceridad y humildad que tuvo al final de sus años a partir de la revisión y modificación en algunas de sus ideas principales. Cómo toda persona, el transcurso de la vida personal, el desandar de la realidad incontrolable y el aprendizaje del camino recorrido, van forjando un pensamiento y las propias ideas pueden ir variando. La sabiduría reside en permitir que ese nuevo saber sea manifestado, aún cuando éste pueda configurar una contradicción con un pensamiento anterior.
La obra de Alberdi fue majestuosa y merece el respeto de lo que, bajo esa realidad local social política y económica; y también la realidad global, supo concebir y proponer. Pecaríamos de soberbios si hoy pretendiésemos dar lecciones al joven Alberdi de 1852. Incluso reconociendo el origen liberal de Bases, hay algunas ideas que no encajan con el modelo propuesto por el actual Presidente.
Veamos:
1) Estado y Constitución VS Anarcocapitalismo: quizá una de las ideas más claras expresadas por el nuevo Presidente es la motosierra y la minimización del accionar del Estado. Estas ideas son extremas en el liberalismo, conocidas también como ideas anarcocapitalistas, dónde se propone una sociedad capitalista sin Estado. Es decir, no sólo una idea de liberalismo económico, sino también una idea de inexistencia del Estado.
Esta idea no tiene asidero en Alberdi. Va de suyo que sí escribió las Bases y Puntos de Partida para la organización política de la República Argentina: Organización política y económica de la Confederación Argentina, lo que seguramente no estaba proponiendo era la inexistencia de un Estado. Pero más allá de eso, son innumerables las facultades, atribuciones y responsabilidades que otorga al Estado Nacional. Principalmente y la más básica: la consolidación de una Patria. Esto no quiere decir que no existan ideas liberales en cuanto a lo económico. Pero a diferencia de Milei, Alberdi entendía que el Estado tenía un rol principal en la organización de la Nación y pensó en la Constitución como la “carta de navegación del Estado”.
2) Federalismo unitario VS Fin de la coparticipación: otra de las ideas concretas del Presidente es el recorte, al mínimo, de las transferencias a las Provincias. Para fundamentar esto, en una entrevista en el canal TN -y con mal atino- ejemplificó: “Suponga que usted tiene una, digamos, o sea, usted tiene una hija y de repente hay alguien que tiene una adicción a tener violación a mujeres, o sea, y su hija es víctima, entonces, ¿qué va a decir?”. Más allá de lo obsceno, Milei olvidó lo que Alberdi ideó y propuso en sus Bases. Recordemos que Alberdi era defensor de un sistema mixto, que conciliase las libertades de las Provincias y las prerrogativas de la Nación. Pero además, lo expresó en el artículo 67° inc 3 del Proyecto Constitucional publicado en septiembre de 1852: "Corresponde al Congreso en el ramo de lo interior. 3° Proveer lo conducente a la prosperidad, defensa y seguridad del país, y adelanto y bienestar de todas las provincias, estimulando el progreso de la instrucción y de la industria, de la inmigración, de la construcción de ferrocarriles y canales navegables, de la colonización de las tierras desiertas y habitadas por indígenas, de la planificación de nuevas industrias, de la importación de capitales extranjeros, de la exploración de los ríos navegables, por leyes protectoras de esos fines, y por concesiones temporales de privilegios y recompensas de estímulo." No pareciera que Alberdi propusiera un modelo de alejamiento y abandono a las provincias.
3) Relaciones exteriores VS Inexistencia del Estado como intermediario: Milei propone que el manejo de las relaciones exteriores surja a través de la mano invisible, es decir, que se regule por la oferta y demanda de los particulares. Más allá que está idea no es receptada en la actualidad por ningún Estado, tampoco es una idea Alberdiana. El artículo 35° del Proyecto establece que "Las relaciones de la Confederación con las naciones extranjeras respecto al comercio, navegación y mutua frecuencia serán consignadas y escritas en tratados que tendrán por bases las garantías constitucionales deferidas a los extranjeros. El gobierno tiene el deber de promoverlos". Además, según el mismo texto, el Presidente tiene la atribución en el ramo de las relaciones extranjeras (art. 85. Inc 16). Así, Milei propone de nuestra Patria una colonia, mientras que Alberdi deseaba un Estado soberano que cobijase argentinos y extranjeros.
4) Orden y progreso VS Desregulación y progreso individual: El modelo que propone el Presidente, claro está, es de un Estado reducido a su máxima expresión no sólo en cuestiones económicas sino en otras facultades que hacen a la existencia del propio Estado. Esta inexistencia de lo Estatal difícilmente pueda conducir al Orden y Progreso pensado por Alberdi. El Orden de aquel joven territorio, de apenas más de 1.000.000 de personas, fue pensado a partir de la sanción de una Constitución, la organización de los poderes del Estado y la consagración de los derechos individuales, entre ellos la libertad. Pero también la instrucción gratuita, la inmigración, el trabajo, etc. El Progreso era pensado como progreso de la Nación. Bien lo expresaba Alberdi: "Reconociendo que la riqueza es un medio, no un fin, la Constitución Argentina propende por el espíritu de sus disposiciones económicas, no tanto a qué la riqueza pública sea grande, como bien distribuida, bien nivelada y repartida; porque sólo así es nacional, sólo así es digna del favor de la Constitución que tiene por destino el bien y prosperidad de los habitantes que forman el pueblo argentino, no de una parte, con exclusión de otra". Ninguna de estas expresiones coinciden con el modelo propuesto por el Presidente.
5) Sistema de gobierno VS Casta política: por último encontramos otra contradicción en las expresiones de Milei y el pensamiento de Alberdi. Algo que ha quedado claro es que para Milei existe una casta política, parásitos que viven del Estado. Estas personas generalmente ocupan cargos y funciones públicas, cobran por ello, y pasan su vida a expensas del Estado. Podemos encontrar en Alberdi varias ideas que van en otro sentido: A) en primer lugar, el sistema democrático propuesto por Alberdi es ampliamente conocido como aristocrático. Alberdi no creía que todas las personas estaban capacitadas para votar. Menos aún para ejercer la función pública. No objetamos acá si está bien o mal la idea de Alberdi, pero pareciera más cerca a una casta o élite que participa de la política y no el pueblo en su conjunto. B) El sistema republicano debía tener un Rey con nombre de Presidente: proponía así un poder ejecutivo fuerte, comparándolo con un Rey. A su vez, la forma de elección no era a través del voto directo del pueblo, sino de los representantes de las Provincias. Es decir, unos pocos elegían al Presidente/Rey. C) Los senadores podían ser reelegidos indefinidamente (art. 50° del proyecto). D) Tanto el Presidente como los senadores disfrutan de su sueldo, es decir, no son parásitos que viven del Estado.
No queda del todo claro, entonces, a qué Alberdi se refiere Milei. Pero a cualquier Alberdi que sea, el joven o el maduro, seguramente será necesaria una relectura de sus obras.
Maite Milagros Alvado es Abogada (UBA), Especialista en Abogacía del Estado (UNLP), Profesora adjunta interna Constitucionalismo Social (Facultad de Derecho, UBA), Diputada provincial.