Inmortalizado con su nombre en la cancha de Huracán, supo dedicarse a una carrera militar mientras demostraba su pasión por el club de Parque Patricios, del que fue jugador y presidente.

El pasado miércoles se cumplió un nuevo aniversario, el número 54, del fallecimiento del prócer más importante de la historia de Huracán. Un 31 de enero de 1964 murió Tomás Adolfo Ducó. Hoy el estadio del Globo lleva su nombre, es orgullo de todo el pueblo Quemero pero también hay una historia detrás del personaje. Nació el 20 de septiembre de 1901 y su llegada al club se dio en 1916, cuando actuó en la Quinta división que obtuvo la primera copa oficial del club.

Más allá de su pasión por el fútbol la carrera de Ducó se vinculó directamente con lo militar y llegó a ser Teniente Coronel pero nunca se alejó del Globo. Su participación más destacada dentro de su carrera militar la tuvo junto a Juan Domingo Perón y Emilio Ramírez, entre otros, con quienes armó una agrupación de raigambre nacionalista y autoritaria que fue resultado de la irritación de ciertos círculos militares ante la situación político-social del país durante la década anterior. Mientras continuaba con su carrera militar, siguió vinculado a la institución y supo convertirse en una de las personas más influyente en el mundo Huracán. Fue él quien descubrió en el fútbol de La Plata, donde se desempeñaba su cargo, a Herminio Masantonio, quien se convertiría con el tiempo en ídolo del club y quien es hoy aún su máximo goleador.

La primera elección en la que se convirtió como presidente fue en 1938 y con el tiempo se postuló nuevamente en otras seis oportunidades, ganando todas las elecciones en las que participó. En 1938, llegó de urgencia con la fórmula Ducó-Gabriel y en 1939 renovó como Ducó-Codegoni. Dos años después y en 1943, asumió en compañía de Carmelo y Jacinto Armando, respectivamente. Su primera etapa fue fructífera, pues gestionó las construcciones de la sede y del estadio, multiplicó la masa societaria y consiguió el triple voto en el fútbol. Una mala jugada en la política nacional hizo que vaya preso y su puesto quedó cuidado por Emeterio Acevedo. Aquellos años fueron muy duros para la institución ya que Carlos Cattáneo quedó al mando y no quiso irse al regreso de Ducó. Tal fue la batalla que se generó entre ambas facciones que el club vivió años de verdadero caos que terminaron derivando en una intervención. Ducó ganó las elecciones, pero estas fueron anuladas. Luego fue proscripto. Pedro Torres encabezó la lista ganadora del militar y en 1949 convocó a los comicios ganados por el binomio Ducó-Pousadela, que tras un período opositor repetiría el triunfo en 1952 y 1954.

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